En contraste, la formación técnica, clave para industrias como manufactura, energía, turismo o tecnología, avanza con mucha menor fuerza, y de continuar la tendencia actual, México perderá alrededor de 300,000 técnicos hacia 2050.
Cuando se observa la aspiración de los jóvenes frente a la realidad del empleo, siete de cada diez estudiantes buscan formarse en profesiones como derecho, arquitectura o administración, que en conjunto representan una fracción limitada del mercado laboral.
Los oficios técnicos, los servicios especializados y las ocupaciones industriales concentran más de la mitad de los puestos disponibles, pero el desajuste se profundiza con el paso del tiempo.
Mientras las licenciaturas crecen de forma sostenida, las carreras técnicas se reducen, a pesar de que muchas de ellas ofrecen una inserción laboral más rápida y una conexión directa con las necesidades reales de las empresas.
Cuando el mercado va más rápido que los títulos
El IMCO advierte que las habilidades cambian más rápido que los títulos, y que la formación práctica empieza a ganar terreno en las empresas. Ese cambio ya se vive en sectores específicos.
En la industria turística, por ejemplo, la operación diaria depende menos de credenciales académicas largas y más de competencias técnicas, conocimiento del negocio y capacidad de adaptación. Iberostar es uno de los grupos que ha leído esa transformación con anticipación.
Magda Flores Hernández, directora de Recursos Humanos de Iberostar en México, asegura que el desafío más que elegir entre técnicos o licenciados, está en reconocer que el mercado necesita perfiles distintos a los que tradicionalmente se han formado.
“Nos dimos cuenta de que muchas posiciones clave no requerían una carrera universitaria completa, sino formación técnica sólida, experiencia práctica y acompañamiento dentro de la empresa”, explica.
Con esa premisa, la compañía impulsó programas de formación dual y alianzas con instituciones como el Conalep, con el objetivo de formar talento desde etapas tempranas, vincularlo con la operación real del negocio y ofrecer trayectorias de crecimiento dentro de la organización.
Tan solo en 2024, el grupo formó a más de 300 estudiantes en programas duales, de los cuales 86 participaron en México. Cerca de una quinta parte de ellos se incorporó de manera permanente a la compañía y otros regresaron tras continuar estudios universitarios.
La decisión del grupo se debe a que, mientras una licenciatura puede tardar cuatro o cinco años en completarse, muchos programas técnicos permiten incorporarse al mercado laboral en menos tiempo, con habilidades específicas que responden a necesidades inmediatas y más en un mercado donde la inteligencia artificial está redefiniendo tareas y eliminando otras.
El IMCO señala que el país enfrenta una desconexión creciente entre lo que estudian los jóvenes y lo que demanda el mercado laboral. Siete de cada diez empleadores reportan dificultades para cubrir vacantes, sobre todo en áreas técnicas y digitales.
Formación técnica frente a la escasez de talento
Frente a esa escasez, cada vez más empresas optan por capacitar internamente, reducir requisitos de títulos formales y apostar por habilidades prácticas que puedan actualizarse con mayor rapidez.
En Iberostar, esa apuesta se traduce en oportunidades reales. Los jóvenes que ingresan a través de esquemas técnicos no solo cubren necesidades operativas, también construyen carreras de largo plazo. “Muchos de nuestros líderes comenzaron en posiciones técnicas. Lo importante es darles formación continua y rutas claras de crecimiento”, señala Flores Hernández.
Este enfoque también responde a una realidad demográfica y social. No todos los jóvenes acceden a la universidad ni todos concluyen una licenciatura. Las carreras técnicas amplían el abanico de opciones y permiten que más personas se integren a la economía formal con mejores condiciones laborales.
En varios casos, el primer empleo técnico se convierte en la puerta de entrada a trayectorias profesionales que antes parecían inaccesibles.
El problema es que, a nivel país, la formación técnica sigue sin recibir el mismo impulso ni reconocimiento social y el desajuste entre carreras técnicas y licenciaturas no solo afecta a las empresas, también limita las oportunidades de los jóvenes.
La irrupción de la inteligencia artificial acelera este dilema. Muchas tareas administrativas y de oficina, tradicionalmente asociadas a licenciaturas, son las más vulnerables a la automatización. En cambio, los perfiles técnicos especializados, capaces de operar sistemas, mantener infraestructura, analizar datos o supervisar procesos, ganan relevancia y, en muchos casos, mejores niveles de ingreso.
“Las empresas ya no pueden esperar a que el sistema educativo se ajuste solo. Tenemos que involucrarnos en la formación, abrir espacios de aprendizaje y reconocer el valor de las carreras técnicas como una vía legítima de desarrollo profesional”, dice la CHRO de Iberostar México.
El éxito de los programas de la cadena hotelera confirma esa lectura. La combinación de formación técnica, experiencia práctica y capacitación continua permite responder mejor a un mercado cambiante y reduce la brecha entre educación y empleo.
El futuro del trabajo no será exclusivo de títulos largos ni de trayectorias lineales. Será híbrido, flexible y cada vez más orientado a habilidades blandas y técnicas. En ese escenario, las carreras técnicas dejan de ser la opción menos visible para convertirse en una pieza central de la competitividad del país.