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Los trastornos alimenticios van más allá de la comida

Los trastornos de la alimentación o de la conducta alimentaria son enfermedades graves que pueden afectar la salud física y mental de quien las padece. Te explicamos cuáles son los riesgos.
vie 29 noviembre 2024 03:08 PM
Female leg stepping on weigh scales with measuring tape and green apple. Healthy lifestyle, food and sport concept.
Se estima que, en México, 25 por ciento de adolescentes padece en diferentes grados un trastorno de la alimentación; la mayoría de los casos, asociados con algún problema mental, informó la especialista del Hospital Psiquiátrico Infantil “Juan N. Navarro” de la Secretaría de Salud, Ana Rosa García Berdeja.

Se mira al espejo, buscando en el reflejo. Hoy está más cerca de la versión que imagina debería ser. Pero, por más que lo intenta, siempre encuentra algo que no está bien: un detalle, una curva, una sombra que no encaja con la imagen ideal de su mente. El ciclo continúa y no termina. Volverá a hacerlo mañana.

Los trastornos de alimentación son enfermedades médicas graves caracterizadas por alteraciones importantes de las conductas alimentarias y pueden dañar la salud física y mental de las personas quienes las tienen e, incluso, poner en peligro la vida. Se estima que el 25% de los adolescentes en México tiene algún tipo de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), según la Secretaría de Salud.

En el marco del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se conmemora el 30 de noviembre, información sobre las causas y los riesgos.

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Trastornos de la conducta alimentaria: principales causas

“Aunque hay ocasiones en que muchas personas se pueden preocupar por su salud, peso o apariencia, algunas se fijan excesivamente o se obsesionan con la pérdida de peso, el peso o la forma corporal y el control de los alimentos que consumen. Estos pueden ser signos de un trastorno alimentario”, menciona el Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos.

La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) explica que no existe una sola causa de los trastornos alimentarios, sino que pueden existir diferentes factores de riesgo que incluyen los biológicos, psicológicos, conductuales y socioculturales. Los estigmas, los prejuicios y estereotipos de belleza, o experiencias como el bullying.

Aunque algunos estudios muestran evidencia que la herencia genética y los genes desempeñan un papel importante entre los factores de riesgo, también puede afectar a quienes no hayan tenido ninguna clase de antecedentes familiares con este tipo de afecciones.

De tal forma que pueden afectar a personas de cualquier edad, origen racial y étnico, peso corporal y género. Incluso las personas que parecen ser saludables, como los atletas. No se puede saber a simple vista si alguien tiene un trastorno de la alimentación. Por eso es importante estar alerta ante los síntomas.

Tipos más frecuentes de trastornos alimenticios y sus síntomas

El Instituto Nacional de la Salud Mental determinó que las más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos.

Cada tipo está asociado a diferentes síntomas, pero coinciden en ocasiones. Destaca que las personas que presentan cualquier combinación de ellos pueden tener un trastorno de la alimentación y deben ser evaluadas por un médico.

Anorexia nerviosa

Se caracteriza cuando las personas evitan comer, restringen los alimentos severamente o solo comen en cantidades muy pequeñas. También suelen pesarse una y otra vez. Incluso cuando están por debajo del peso normal, estas personas pueden percibirse como si tuvieran sobrepeso.

Existen dos tipos: la restrictiva, aquella que limitan severamente la cantidad y el tipo de alimentos consumidos; y el atracón-purgativa, cuando se imponen fuertes restricciones en la cantidad y tipo de sus alimentos, pero suelen tener episodios de atracones seguidos por vómitos o uso de laxantes y diuréticos para desechar lo que comieron.

Síntomas

  • Alimentación extremadamente restringida o ejercicio intenso y excesivo;
  • delgadez extrema (emaciación);
  • intentos constantes para adelgazar y resistencia a mantener un peso normal o saludable;
  • temor intenso de subir de peso;
  • imagen corporal distorsionada o una autoestima influencia por las percepciones del peso y forma del cuerpo;
  • rechazo a aceptar lo grave que es tener un bajo peso corporal.

Con el tiempo, la anorexia nerviosa puede originar diferentes consecuencias graves para la salud como:

  • pérdida de masa ósea (osteopenia u osteoporosis);
  • anemia leve;
  • desgaste y debilidad muscular;
  • cabello y uñas quebradizos;
  • piel seca y amarillenta;
  • crecimiento de vello fino en todo el cuerpo (lanugo);
  • estreñimiento grave;
  • presión arterial baja;
  • respiración y pulso lentos;
  • daño en la estructura y el funcionamiento del corazón;
  • disminución de la temperatura corporal interna, lo que hace que la persona sienta frío todo el tiempo;
  • letargo, lentitud o cansancio constante;
  • infertilidad;
  • daño cerebral;
  • Insuficiencia multiorgánica.

La anorexia nerviosa puede ser fatal por las diferentes complicaciones médicas asociadas por la inanición (hambre), y tiene una fuerte relación con el suicidio, ya que es la principal causa de muerte en personas diagnosticadas con esta enfermedad.

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Bulimia nerviosa

Las personas con bulimia nerviosa tienen episodios recurrentes en los que consumen cantidades inusualmente grandes de comida. A estos atracones les siguen comportamientos para compensar por el exceso de comida, como vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo, o una combinación de estos.

A diferencia de la anorexia nerviosa, pueden mantener un peso saludable o tener exceso de peso.

Síntomas

Hay varios síntomas y consecuencias asociadas a la bulimia nerviosa como:

  • dolor e inflamación crónica de la garganta;
  • inflamación de las glándulas salivales en la zona del cuello y la mandíbula;
  • esmalte dental desgastado y mayor sensibilidad y caries en los dientes, como resultado de la exposición al ácido del estómago al vomitar;
  • reflujo ácido y otros problemas gastrointestinales;
  • malestar e irritación intestinal debido al uso inadecuado de laxantes;
  • deshidratación grave por las purgas;
  • desequilibrio de los electrolitos (con niveles demasiados bajos o demasiados altos de sodio, calcio, potasio y otros minerales) lo que pueden originar un accidente cerebrovascular o ataque al corazón.

Trastorno por atracón

Esta afección está caracterizada cuando las personas pierden el control sobre lo que comen y tienen episodios recurrentes de comer cantidades muy grandes de alimentos.

Estos atracones no están acompañados de alguna purga, exceso de ejercicio o ayuno, por lo que usualmente las personas que lo padecen tienen sobrepeso u obesidad.

Síntomas

  • consumir cantidades inusualmente grandes de alimentos en un período corto de tiempo;
  • comer rápidamente durante los episodios de atracones;
  • comer incluso cuando está lleno o no tiene hambre;
  • comer hasta estar tan lleno que se siente incómodo;
  • comer solo o en secreto para evitar sentirse avergonzado;
  • tener sentimientos de angustia, vergüenza o culpa por comer;
  • hacer dietas frecuentes, posiblemente sin perder peso.

Trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos

Antes era conocido como trastorno de alimentación selectiva, y ocurre cuando las personas limitan la cantidad o el tipo de alimentos. A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con este trastorno no tienen una imagen distorsionada de su cuerpo ni un temor extremo a aumentar de peso.

Con frecuencia ocurre en la niñez media. Un “niño con trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos no consume suficientes calorías para crecer y desarrollarse adecuadamente, y un adulto con este trastorno no consume suficientes calorías para mantener las funciones básicas del cuerpo.”, dice el Instituto.

Síntomas

  • restricción dramática de los tipos o la cantidad de alimentos consumidos;
  • falta de apetito o de interés en la comida;
  • pérdida drástica de peso;
  • malestar estomacal, dolor abdominal u otros problemas gastrointestinales sin otra causa conocida;
  • selección limitada de alimentos favoritos que se va haciendo aún más limitada ("comer de forma quisquillosa" que empeora progresivamente).

¿Cómo tratar los trastornos de la alimentación?

Requiere de un tratamiento integral en la salud, con apoyo profesional médico, psicológico y nutricionales para tomar hábitos saludables, recuperar su salud física y emocional.

El acompañamiento es vital, debido a que suelen estar asociados por otros trastornos mentales y el suicidio. os familiares también pueden brindar apoyo durante el tratamiento y pueden ser grandes aliados tanto para la persona como para el proveedor de atención médica.

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