¿Qué es la biorretroalimentación?
La biorretroalimentación es una técnica que permite a una persona aprender a controlar funciones corporales involuntarias, como la frecuencia cardíaca, la temperatura de la piel o la tensión muscular. Durante la sesión, se colocan sensores en la cabeza, cuello y otras zonas del cuerpo que monitorean estos parámetros.
Estas señales son transformadas en sonidos o imágenes que se muestran en una pantalla. Si la persona tensa los músculos del rostro, por ejemplo, la señal se altera; al relajarse, vuelve al estado anterior. Este sistema permite aprender a modificar conscientemente las respuestas fisiológicas.
Harvard Health indica que esta técnica es reconocida como una opción no farmacológica válida para prevenir dolores de cabeza, incluida la migraña. Su implementación requiere guía profesional, aunque después de entrenarse, una persona puede continuar las prácticas por cuenta propia.
Evidencia de los beneficios de la biorretroalimentación en el manejo de las migrañas
La American Migraine Foundation señala que este tipo de terapia, en combinación con técnicas de relajación, puede lograr una reducción de entre 45% y 60% en la frecuencia e intensidad de los dolores. Estas cifras son similares a las de algunos tratamientos con medicamentos.
En 2025, una revisión sistemática con metaanálisis reportó que la biorretroalimentación disminuyó significativamente la intensidad de los dolores y los episodios semanales. Los resultados también mostraron que su uso combinado con fármacos mejora la calidad de vida.
Otro hallazgo relevante fue que reduce la discapacidad provocada por migrañas recurrentes. Los pacientes también logran disminuir la cantidad de medicamentos necesarios, lo que representa una ventaja para quienes presentan efectos adversos con ellos.
¿Qué pasará durante una sesión de biorretroalimentación para las migrañas?
Las sesiones pueden durar entre 30 y 60 minutos. En una de las modalidades más comunes, llamada biofeedback electromiográfico (EMG), se colocan sensores en el rostro, mandíbula y cuello para registrar la tensión muscular, que tiende a elevarse durante un episodio de migraña.
Otra técnica utilizada es la retroalimentación por temperatura, que ayuda a modificar la circulación periférica. Al colocar un sensor en los dedos, se entrena a la persona a elevar la temperatura de sus extremidades, lo que genera un flujo sanguíneo mayor en las manos y menos en la cabeza.
El doctor Paul B. Rizzoli, del Brigham and Women’s Hospital, señala que “después del entrenamiento, el uso regular en casa —digamos tres veces por semana— suele ser suficiente para mantener el efecto”. También es posible apoyarse con apps móviles para continuar las prácticas.