3 consejos para comenzar a preparar desde los 20 tu jubilación
Hace unos días un veinteañero me hizo la siguiente consulta: Aunque estoy en mis veinte me gustaría empezar a tomar medidas para asegurarme una jubilación y un futuro financiero. Pero al igual que muchas personas de mi generación no sé por dónde empezar, a quién contactar, qué hacer. ¿Me puedes orientar?
No me sorprende tu confusión. Ahora que tu generación se ha convertido en el principal público objetivo para los productos y servicios de la industria financiera, no pasa un día sin que aparezca un estudio que intente ofrecer una visión de lo que los ‘millennials’ están haciendo, o lo que deben o no hacer con sus finanzas.
Desafortunadamente, estos estudios no siempre son consistentes. Algunas encuestas aseguran que los millennials ahorran poco; otras dicen que son incluso más cuidadosos que los ‘boomers’. Algunas investigaciones advierten que los millennials están invirtiendo de manera excesivamente conservadora.
Sin embargo, las estadísticas del informe elaborado por el Employee Benefit Research Institute sobre la forma en que tienen distribuidos los fondos de sus cuentas del retiro muestran que las personas de entre 20 y 30 años tienen, en promedio, alrededor del 75% de sus ahorros para la jubilación invertidos en acciones, lo que parece razonable para un trabajador joven.
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Así que lo primero que te sugiero es ignorar ese mar de mensajes confusos sobre los hábitos financieros de los millennials y los consejos contradictorios que genera, y centrarte más bien en lo que tú como individuo debes hacer para mejorar tu perspectiva financiera. Porque en última instancia, son las decisiones que tomas a título personal -no lo que hagan los millennials como grupo- lo que determinará si logras la seguridad financiera que buscas.
Con eso en mente, te doy tres consejos para iniciar el camino hacia la seguridad financiera:
1. Desarrolla el hábito del ahorro
Dada la cantidad de atención que la prensa financiera dedica a los vaivenes del mercado y a las vicisitudes de ciertas compañías e inversiones, puedes llegar a creer que la inversión inteligente es la clave para la seguridad financiera. Pero aunque la inversión es importante, el ahorro es mucho más crucial. Si no ahorras de forma regular, ni los mejores conocimientos en inversión te servirán de mucho en el camino de la seguridad financiera.
Tu primer objetivo de ahorro debería ser juntar una suma que cubra unos tres meses de tus gastos básicos y guardarla en un lugar seguro, como una cuenta de ahorros o un fondo del mercado monetario. No vas a ganar mucho con esa reserva, quizás reporte un interés menor al 1%. Pero la idea es no poner este dinero en riesgo; quieres que esté disponible sin importar la suerte que corran los mercados financieros en caso de que lo necesites para una emergencia o para afrontar un despido laboral, por ejemplo.
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Una vez que tengas ese fondo de emergencia, puedes concentrarte en la seguridad financiera a largo plazo. Idealmente, querrás reservar entre 10 a 15% de tu salario anual para poder asegurarte una cómoda jubilación y un futuro sin problemas. Si otras obligaciones (préstamos estudiantiles, gastos de subsistencia, lo que sea) impiden que reserves ese monto en este momento, comienza con una cifra más pequeña y auméntala en un punto porcentual o más cada año. Pero mientras más pronto puedas empezar a ahorrar un 10% o más del salario anual, más pronto podrás construir un buen fondo de reserva y lograr una verdadera seguridad financiera en el futuro.
Descubrirás que es mucho más fácil ahorrar - y adherirte a tu régimen de ahorro - si simplemente destinas un determinado porcentaje de tu sueldo a cuentas de inversión y te obligas a vivir con el dinero restante. Así que si en tu empleo tienes acceso a un plan de retiro o un plan de ahorro similar que deduce automáticamente el ahorro de tu sueldo, aprovéchalo.
Y si el plan de tu empleador ofrece igualar las aportaciones, como hacen algunos, aporta al menos lo suficiente para sacarle el máximo partido. Si no cuentas con un plan de retiro o una modalidad parecida, considera suscribirte a un plan de inversión automática de una firma de fondos mutuos, de esta manera el dinero es transferido regularmente desde tu cuenta corriente a tu cuenta de inversión. Dicho esto, si eres de los que prefieren buscar maneras específicas para reducir gastos y ahorrar dinero, esta forma también puede funcionar.
2. Enfócate en los principios básicos de la inversión, no en los bombos y platillos
No tienes que seguir la suerte de las miles de acciones que cotizan en bolsa o invertir en cada nuevo fondo o variante de ETF que aparezca. (¿Realmente necesitas un ETF o fondo cotizado que replique el índice de volatilidad VIX? No lo creo.)
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Te irá mejor si te adhieres a lo simple. En concreto, para el dinero que está invirtiendo para metas a largo plazo, como la jubilación, todo lo que necesitas es una cartera que contenga una amplia variedad de fondos indexados de bajo costo que repliquen acciones y bonos.
Y puedes crear una cartera de este tipo con sólo tres fondos: un fondo total del mercado de valores (total stock market fund), un fondo total del mercado de bonos (total bond market fund) y, si quieres un poco de exposición internacional, un fondo total de acciones extranjeras (total foreign stock fund). O si quisieras simplificar tu enfoque todavía más puedes optar por un fondo de retiro con fecha determinada, que te da una mezcla diversificada de acciones y bonos nacionales e internacionales en un solo fondo y poco a poco reduce la exposición a acciones conforme envejeces.
Cualquier vehículo que elijas, lo que quieres es una combinación de acciones y bonos que pueda darte el crecimiento a largo plazo que necesitas para construir un colchón financiero decente para la jubilación y verdadera seguridad financiera, y te dé, al mismo tiempo, suficiente amortiguamiento ante los reveses del mercado para que no entres en pánico y vendas cuando los precios caigan. Para llegar a esa combinación equilibrada, puedes revisar la herramienta de Vanguard sobre tolerancia al riesgo y distribución de activos.
3. Sé muy cuidadoso al solicitar ayuda
Sobran las empresas y asesores financieros que están más que dispuestos a proporcionar orientación financiera y asesoramiento a quienes se sienten sobrepasados por el mundo financiero. El reto es distinguir a los asesores competentes, confiables y asequibles de esas otras inversiones que pueden no ser adecuadas para ti o, peor aún, simples engaños.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha emprendido un esfuerzo por mejorar la protección de los consumidores cuando buscan asesoramiento financiero para la jubilación. Queda por ver si dará frutos. Mientras tanto, la mejor manera de mejorar tus probabilidades de encontrar una buena asesoría es investigar a cualquier asesor que estés considerando, preguntar sin miramientos qué tipo de credenciales lo avalan y exigir un desglose detallado de honorarios y comisiones.
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También debes centrarte en mantener a raya los costos. Si eres un inversionista que hace las cosas solo, puedes limitarte a los fondos indexados de bajo costo. Pero si crees que necesitas ayuda profesional para armar una cartera de inversiones, podrías considerar uno de esos asesores robóticos de nueva generación que se basan en algoritmos para construir y gestionar carteras o un programa de bajo costo como Personal Advisor Services de Vanguard que ofrece la gestión de la cartera, así como el acceso a un asesor humano. Otra opción es pagar por el asesoramiento. La red Garrett Financial Network tiene, por ejemplo, una cuadrilla de planificadores financieros que, a diferencia de la mayoría de los asesores, están dispuestos a trabajar por una tarifa por hora (por lo general entre 175 a 250 dólares por hora).
No puedo decir que de seguir los tres pasos que he descrito aquí tengas garantizado el éxito financiero. Pero si los pones en práctica deberías por lo menos mejorar tus posibilidades de lograr un futuro estable.