¿Cuándo reestructurar, consolidar o reparar tus deudas?
Pamela tenía el agua hasta el cuello en agosto de 2016: le debía 59,400 pesos a Liverpool. En marzo de ese año la asistente de dirección de 40 años -quien pidió no revelar su identidad- sacó 20,000 pesos en efectivo de su tarjeta para hacer frente a la emergencia médica en la que se encontraba su padre. Esta deuda se sumó a los 27,000 pesos que ya tenía en compras a meses en la tienda, más los intereses generados. Así que no pudo mantener el ritmo de pagos y empezó a cubrir solo el mínimo, por lo que su deuda nunca disminuyó.
Pese a que se acercó a la tienda departamental para solicitar un plan de pagos fijos cuando se dio cuenta de que no podía más, no obtuvo respuesta. Buscó un crédito personal con Banorte y Santander, pero por el monto de su sueldo no podían prestarle los 59,400 pesos que había gastado. Así que se acercó a una reparadora de crédito, empresa que negoció con Liverpool una primera quita de 9,000 pesos, para quedar en 50,400 pesos.
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Por el plan de pagos al que entró, Pamela tenía que pagar-ahorrar 2,100 pesos por 24 meses en una cuenta operada por la reparadora de crédito. Al sexto mes de ahorro, la firma negoció la deuda con la tienda departamental y le otorgó a Pamela un crédito simple por 39,938 pesos a 19 mensualidades, con el que le pagó 27,685 pesos a Liverpool y 8,562 pesos a la reparadora, producto de comisiones y prestación de servicios.
“Lo que yo quería era que mi deuda no siguiera aumentando. Al entrar en el proceso de reparación del crédito logré pagar unicamente un monto fijo y que los cobradores dejaran de llamarme”, dice. El buró de crédito de la asistente ejecutiva está limpio y otras instituciones financieras ya le han ofrecido créditos más grandes, los cuales no quiere tomar sin antes analizarlos a detalle.
LAS OPCIONES
La reparación del crédito es sólo uno de los caminos que tienen los deudores para salir del bache. Consiste en que una empresa externa -reparadora de crédito- interviene entre el deudor y la institución financiera. Ésta diseña un plan de pagos, convierte al deudor en ahorrador y concentra -a manera de ahorro- el dinero de los pagos mensuales que debe hacer el deudor para cubrir su saldo.
Cuando la reparadora considera que el deudor tiene un ahorro suficiente para negociar, se sienta con los bancos o las tiendas departamentales y gestiona quitas -reducciones en la deuda-. “Pueden lograr del 30 al 70% de descuento”, dice Juan Pablo Zorrilla, director general de Resuelve tu deuda.
La intervención de un tercero viene cuando la persona ha dejado de pagar su deuda -o está en mora- por más de cinco meses y ya es acosado por algún despacho de cobranza, explica Juan José Salas, director general de la consultora Finanzas Personales México.
Antes, existen dos salidas más: la reestructura y la consolidación. La reestructura es cuando el deudor se acerca al banco -después de tres meses de no pagarle- y le pide fijar pagos fijos, descontar intereses y poner un plazo mayor para lograr el pago.
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Por su parte, la consolidación de deudas se da cuando el deudor tiene dos o más tarjetas con varias instituciones bancarias y decide concentrar todas las deudas en un sólo banco. Éste asume el riesgo de otorgarle un crédito personal para pagar todo y el deudor se queda solo con ese préstamo.
“Las tasas de interés de una tarjeta de crédito en promedio son del 40% anual, las de un crédito personal de 23%, por lo que sí conviene que la gente evalúe tomar un crédito personal para saldar las otras deudas”, dice Salas. El experto recomienda comparar costo anual total, tasa de interés y comisiones de apertura, antes de aceptarlo.
A través del crowdfunding (préstamos en línea persona a persona) los deudores también pueden encontrar una vía para pagar sus cuentas. La Tasa, por ejemplo, es una plataforma para que la gente que pide un crédito liquide sus deudas, entre otros fines. Los inversionistas -gente de a pie- depositan su dinero a una tasa de rendimiento del 20%, mientras que los deudores aceptan pagar el fondeo a un interés del 25%. "Mucho menor a la que posiblemente le estén pagando a su banco", detalla Juan Pablo Zorrilla.
Si ya saliste ‘del hoyo’, no vuelvas a caer: "no destines más del 25% de tu ingreso al pago de deudas", concluye Juan José Salas.