Black Friday, ¿víctima de la guerra comercial entre Trump y China?
Las cada vez mayores tensiones comerciales entre China y Estados Unidos amenazan con afectar el gran día de las ofertas estadounidenses: el Black Friday, que se celebra el días después al Acción de Gracias.
Este evento es el punto de partida de la temporada de Navidad, que podría quedar lastrado por la guerra comercial entre ambas nacioones.
"La simple mención de los aranceles para los bienes chinos restantes es una preocupación seria para los vendedores minoristas, porque este tipo de aranceles podría afectar todos los aspectos de la vida estadounidense", dijo Matthew Shay, presidente de la Federación Nacional de Ventas Minoristas.
En cada casa estadounidense un sinfín de productos que vienen de China están ahora sujetos a los nuevos aranceles anunciados por Donald Trump, una lista que va desde el champú a los muebles, pasando por los electrodomésticos.
"A cada escalada de la guerra comercial, el riesgo aumenta para el consumidor estadounidense", explicó Shay después del anuncio de que el presidente estadounidense Donald Trump impondrá aranceles a las importaciones chinas por 200,000 millones de dólares.
A partir del 24 de septiembre casi la mitad de todas las importaciones de China a Estados Unidos va a estar sujeta a un arancel del 10%, que se elevará al 25% tres meses después.
"No podemos permitirnos más escaladas, especialmente con la temporada de compras para las festividades a la vuelta de la esquina", dijo Shay.
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Las nuevas medidas proteccionistas adoptadas por Trump afectan ahora a unos 11,400 productos hechos en China, equivalentes a 250,000 millones de dólares anuales en importaciones a los niveles actuales, según los documentos oficiales y los registros comerciales.
Según Chad Bown, un experto del Peterson Institute for International Economics, para las elecciones legislativas de noviembre, un "40% del total de las importaciones estadounidenses podría estar afectado por nuevos aranceles que Trump impuso sólo en 2018".
Aunque el gobierno de Trump ha desestimado los riesgos, los economistas han advertido que los crecientes aranceles van a recaer en el bolsillo de los consumidores.
Un estudio sobre la confianza de los consumidores efectuado por la Universidad de Michigan reveló que la guerra comercial y sus consecuencias sobre los precios representan una gran inquietud para los hogares.
La amplitud de los productos afectados, que alcanza a todas las ramas industriales, genera miedo de que los consumidores puedan frenar el gasto.
El consumo de los hogares, que es tradicionalmente un impulsor del crecimiento de la economía, está muy asentado en los productos "Made in China", que los compradores adquieren sin pensar, botan y después remplazan por otros.
En los supermercados estadounidenses como el gigante de la distribución Walmart, los productos de origen chino están por todos lados.
En el mercado estadounidense, los consumidores son muy sensibles a los precios y el sentimiento nacionalista podría moderarse si las personas sienten que están gastando más.
Según encuestas publicadas en 2017, una gran mayoría de los compradores se inclina por el producto local, a precios iguales. Pero esta preferencia por lo estadounidense disminuye a medida que los precios de los "Made inUSA" suben.
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Un alza de los productos fabricados en China podría frenar este ardiente espiral de consumo, advirtieron los expertos.
Los aranceles van a afectar a una pequeña fracción del PIB estadounidense, muy por debajo de 1%, pero los costos económicos "probablemente van a sentirse de una forma desproporcionada por parte de los hogares", indicó un informe de Barclays Research difundido el martes.
Las tarifas ya han provocado un alza de los precios de los bienes duraderos en el mercado, con un costo del 0.6% para el PIB, advirtieron los expertos del banco.
Un estudio reciente de la Federación Nacional de Ventas Minoristas reveló que los aranceles a los productos hechos en China podrían costarle a los consumidores estadounidense hasta 6,000 millones de dólares al año.
Sin embargo, los hogares no tienen alternativa, ya que productos similares de otros países podrían ser aún más caros.
Con información de AFP