Carlos Urzúa renunció este martes a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), acusando al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de imponer a funcionarios "que carecen de conocimiento de la Hacienda Pública".
En sus siete meses en el cargo, defendió a Pemex y los planes del gobierno, así como las finanzas públicas. Estas fueron las claves de su periodo al frente de Hacienda.
Desde que AMLO lo anunció como futuro encargado de Hacienda, Urzúa criticó a los gobiernos anteriores, diciendo que el crecimiento de México estaba a tasas muy bajas, y que faltaba inversión pública.
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Aunque aseguró no estar en contra de la inversión privada, prometió que, durante su gestión, México sería fiscalmente responsable.
“Va a ser un gobierno muy austero, que va a sorprender a mucha gente. Muy pero muy austero”, declaró.
Durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, Urzúa defendió que el gobierno de López Obrador cambiaría el modelo económico "neoliberal" por uno ocupado en reorientar el gasto federal hacia la inversión en capital humano y en infraestructura pública y privada, al mismo tiempo que se reducía el gasto corriente.
Este es el mejor dato que deja Urzúa: durante los primeros tres meses de este año, la recaudación de impuestos sumó 3.1 billones de pesos, una cifra muy elevada, comparada con los primeros tres meses de 2013, cuando Enrique Peña Nieto era presidente.
En enero, Urzúa había destacado que el tipo de cambio era sólido gracias a la prudencia del presupuesto.
En ese entonces, se reunió con inversionistas en Nueva York, a quienes les informó que el país se encontraba trabajando con el sector bancario mexicano y con el Banco Central para fomentar la innovación y promover "la inclusión financiera de millones de mexicanos".
El gobierno, dijo, se centrará en que los pagos a gobierno pasen por vía electrónica, establecer montos para uso de efectivo y que los profesionistas privilegien el pago electrónico para tener una transparencia fiscal.
Otra de sus principales acciones ha sido defender a Pemex durante su gestión, así como la calificación de la deuda de la empresa estatal.
Durante una reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI), declaró que, si él fuera inversionista extranjero, compraría deuda de Pemex, porque no hay planes de que ésta salga al mercado en 2019.
En lo que va del año, las agencias Fitch y S&P han reducido sus perspectivas sobre la deuda de la petrolera y han calificado de "insuficiente" el plan del gobierno. Las calificadoras han criticado algunos de los movimientos tomados por la actual administración de la compañía.
En este contexto, Urzúa, que también ocupaba un asiento en el Consejo de Administración de Pemex, va a generar incertidumbre dentro del sector financiero, que veía al funcionario como alguien con una visión más moderada que otros colaboradores del equipo del presidente. En los últimos meses, la compañía había mejorado su balance financiero.
