El presidente Trump había destacado el crecimiento año a año como prueba de que los recortes de impuestos y alza de los gastos fiscales -que han colaborado en robustecer el déficit el Gobierno- habían puesto a la economía en un camino sostenible de expansión.
La Casa Blanca y los republicanos han dicho que los enormes recortes de impuestos, que incluyeron una baja de 35% en la tasa corporativa a 21%, entregarían beneficios a través del crecimiento económico. Los demócratas sostienen que los recortes tributarios sólo apoyan a los estadounidenses acaudalados a expensas de la clase media.
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Los datos actualizados del PIB, y las señales de que la economía está creciendo a un ritmo más lento en el segundo trimestre tras el impulso inicial de las exportaciones y una acumulación de bienes no vendidos en los primeros tres meses del 2019, socavan los argumentos de la Casa Blanca.
Trump se precia de la fortaleza de la economía como uno de sus mayores logros desde que llegó al poder, y declaró en julio pasado que su Gobierno había cumplido con "con una recuperación de la actividad hasta proporciones históricas". En plena campaña, Trump indicó que llevaría el crecimiento anualizado a 4%.
También el jueves, el Departamento de Comercio reportó que el crecimiento del PIB se desaceleró menos de lo previsto en el segundo trimestre, dado que un incremento en el gasto del consumidor compensó en parte la disminución de las exportaciones y un menor aumento en los inventarios.