La expansión de la economía, ahora en su undécimo año, está bajo amenaza por la guerra comercial de Estados Unidos con China, que ha socavado la inversión empresarial y las manufacturas.
Los datos de manufactura y de vivienda sugieren que la actividad siguió desacelerándose en el tercer trimestre, un sólido gasto del consumidor, respaldado por la menor tasa de desempleo en casi 50 años, ha aliviado ciertos temores a una contracción.
La economía también está perdiendo velocidad a medida que desaparece el estímulo generado por el paquete de recorte de impuestos del gobierno por 1.5 billones de dólares y un aumento del gasto fiscal. Economistas estiman que el crecimiento rondará el 2.5% este año, por debajo del objetivo del 3% de la administración del presidente Donald Trump.
En otro reporte del jueves, el Departamento de Comercio afirmó que el déficit comercial se redujo un 2.5% en julio a 72,300 millones de dólares debido a un repunte de 0.7% en las exportaciones. Las importaciones, en tanto, bajaron un 0.4%.
Mientras, el gasto del consumidor, que representa más de dos tercios de la economía estadounidense, escaló a una tasa del 4.7% en el segundo trimestre. Ese fue el mayor ritmo desde el cuarto trimestre de 2014 y tuvo una leve revisión al alza desde el 4.3% estimado el mes pasado.
El gasto de los consumidores está siendo impulsado por un sólido mercado laboral. Un informe del Departamento del Trabajo del jueves mostró que el número de estadounidenses que solicitaron beneficios por desempleo aumentó en 4,000 a una cifra destacionalizada de 215,000 la semana pasada.
El promedio móvil de cuatro semanas de pedidos iniciales, considerada una mejor medición del mercado ya que elimina la volatilidad semanal, bajó en 500 a 214,500 la semana pasada.