Ahora, el mundo está batallando contra el peor impacto petrolero en años. Es un problema más en un momento en que el umbral del dolor de la economía global está disminuyendo.
Aunque la producción de Arabia Saudita podría reestablecerse rápidamente, previniendo un aumento sostenido en los precios de petróleo y un salto en la inflación, el incidente se suma a un entorno de incertidumbre que ha estado pesando sobre el crecimiento.
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“No estoy seguro de que la economía mundial esté en un estado en el que vaya a ser capaz de absorber [precios del petróleo más altos] si es que se mantienen elevados”, dijo Peter Boockvar, director de inversiones de Bleakley Advisory Group.
Ataques coordinados eliminaron la mitad de la capacidad petrolera de Arabia Saudita, o más de un 5% del suministro mundial de crudo. Eso envió los precios al alza el lunes. Los futuros del crudo Brent, el punto de referencia mundial, subieron más de 14%, a 69.02 dólares por barril.
Nadie sabe cuánto durarán estos precios del petróleo más altos o cuál será el punto de ruptura de la economía. El punto es que se produce en un pésimo momento.
Incluso aunque los precios del petróleo más altos beneficiaran a los productores, estos impactarán los costos para empresas como compañías aéreas y podrían provocar una racha alcista en la inflación. Eso obstaculizaría el gasto de los consumidores, el cual está actualmente compensando los declives en el sector de la manufactura.
También podría atar de manos a los bancos centrales, los cuales están recortando las tasas de interés alrededor del mundo para impulsar el crecimiento. La persistente baja inflación ha dado espacio a los bancos centrales para reducir las tasas. Mayor inflación, por su parte, podría obstaculizar su capacidad para seguir añadiendo estímulos.