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El amor renace entre Trump y China, pero es insuficiente

Una tregua en la guerra comercial fue calificada por el presidente de EU como un "acuerdo de primera fase", pero no aborda todos los problemas entre los países.
mié 16 octubre 2019 05:36 AM
U.S. President Trump meets with China's Vice Premier Liu at the White House in Washington
La guerra comercial emprendida por Donald Trumpo contra China todavía parecen estar lejos de alcanzar algún tipo de acuerdo integral.

HONG KONG - Una tregua tentativa entre Estados Unidos y China ha aumentado las esperanzas —una vez más— de que las dos superpotencias económicas estén avanzando lentamente hacia una resolución de la guerra comercial.

Pero todavía parecen estar lejos de alcanzar algún tipo de acuerdo comercial integral. La última prórroga tampoco aborda algunas de las mayores diferencias que dividen a los dos países, como la tecnología y la política económica de China.

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Trump sugirió el viernes que hay más por venir, al parecer confirmando una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, en una cumbre en Chile el próximo mes.

Pero el hecho de que los negociadores aún necesiten hasta cinco semanas para resolver el texto real del acuerdo indica que todavía tienen que resolver muchos detalles.

“Y en cualquier acuerdo comercial, el diablo (y el trabajo más arduo) siempre está en los detalles”, escribió Stephen Olson, miembro de la Hinrich Foundation, en una nota a principios de semana. “No hay un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China”.

Cada parte ha utilizado un lenguaje muy diferente para describir el pacto. Trump lo calificó como “un acuerdo de primera fase muy sustancial”, y agregó que el convenio equivale a un “festival de amor” después de meses de fricción. Los medios estatales chinos adoptaron un enfoque más cauteloso, evitando la palabra ‘acuerdo’ y diciendo solo que se había hecho un “progreso sustancial”.

“Con base en sus registros anteriores, Washington puede decidir en cualquier momento cancelar el acuerdo si considera que la cancelación sirve mejor a sus intereses”, dijo el periódico estatal China Daily en un editorial el domingo.

Estas son algunas de las concesiones descritas en el acuerdo preliminar, junto con cuestiones más importantes que aún no se han resuelto.

Productos agrícolas

China concedió algo de terreno en las compras de productos agrícolas, como la soya y la carne de cerdo, según Oxford Economics.

El gobierno de Trump anunció que el acuerdo del viernes incluirá ventas agrícolas estadounidenses a China por entre 40,000 millones a 50,000 millones de dólares. Eso se compara con los 24,000 millones de dólares en tales productos que Estados Unidos vendió a China en 2017, antes de que comenzara la guerra comercial. El año pasado, Estados Unidos vendió solo 9,300 millones de dólares en productos agrícolas a China.

Trump tuiteó el domingo que China “INMEDIATAMENTE” comenzará a comprar “cantidades muy grandes” de productos agrícolas. Pero otros detalles sobre las compras siguen siendo escasos.

China es uno de los mayores mercados para las exportaciones agrícolas de Estados Unidos, y los agricultores estadounidenses se han visto muy afectados por las represalias de China a causa de los aranceles estadounidenses.

Para China, el hecho de acordar comprar productos agrícolas estadounidenses podría verse impulsado en parte por su necesidad de satisfacer la demanda interna de carne de cerdo, según Jeffrey Halley, analista senior de mercado de Oanda para Asia Pacífico.

Los compromisos “se adaptan a su situación aquí y ahora, particularmente debido a que la peste porcina ha devastado la industria porcina del país”, escribió el lunes en una nota de investigación.

Pekín señaló en septiembre que estaría abierto a reparar esta parte de la relación con Estados Unidos. China ha perdido más de 100 millones de cerdos a causa de la peste porcina africana, lo que llevó a las autoridades a liberar reservas de carne de cerdo de emergencia para estabilizar el mercado de carne de cerdo más grande del mundo.

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Algunas alzas de aranceles siguen activas, otras ya no

Como parte del acuerdo, Estados Unidos está retirando un alza de aranceles que habría entrado en vigor esta semana. Los aranceles sobre productos chinos por un valor de 250,000 millones de dólares estaban programados para subir del 25% al 30% el martes.

Pero los aranceles programados para finales de este año todavía parecen estar sobre la mesa. Estados Unidos planea imponer nuevos aranceles del 15% sobre un valor estimado de 160,000 millones de dólares en productos chinos el 15 de diciembre, según el Peterson Institute for International Economics. Los aranceles realmente podrían perjudicar a los consumidores estadounidenses, ya que afectan a bienes de consumo populares, como computadoras portátiles y teléfonos inteligentes.

Originalmente se suponía que los impuestos entrarían en vigor el primero de septiembre, pero Trump los retrasó hasta mediados de diciembre para evitar la temporada de compras navideñas.

El jefe de la American Apparel & Footwear Association dijo en un comunicado el viernes que da la bienvenida a la pausa en los aranceles adicionales, pero señaló que “todo lo que se está afectando actualmente con aranceles punitivos todavía se está cobrando”.

Si se implementan los aranceles de diciembre, Estados Unidos habrá gravado casi todas las importaciones procedentes de China. Para ese momento, China gravará casi el 70% de los bienes estadounidenses que ingresen al país, si se aplican todos sus aranceles, de acuerdo con el Peterson Institute.

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La guerra tecnológica continúa

La lucha entre Estados Unidos y China se trata de mucho más que aranceles. Las dos superpotencias económicas se encuentran actualmente en una batalla sobre quién dominará las tecnologías del futuro.

Las restricciones de Estados Unidos sobre el líder tecnológico chino Huawei y varias compañías de inteligencia artificial de alto perfil han agravado ese enfrentamiento, y hay pocas señales de que los dos países estén cerca de resolver esos problemas. Estados Unidos agregó a compañías como SenseTime e Hikvision a su lista negra de comercio la semana pasada.

Huawei “no es parte de este acuerdo”, dijo el viernes el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, a periodistas.

El gigante tecnológico con sede en Shenzhen es el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo y una marca líder de teléfonos inteligentes.

Durante años, Pekín ha tratado de deshacerse de su reputación como la fábrica del mundo, buscando ser un lugar donde el talento y la innovación de alta tecnología pueden prosperar. Huawei es un excelente ejemplo de ese cambio.

Washington restringió el negocio global de Huawei al colocar a la compañía en una lista negra comercial en mayo, citando preocupaciones de seguridad nacional. Huawei niega que alguno de sus productos represente un riesgo de seguridad nacional.

A principios de este año, Trump sugirió que aliviaría las restricciones sobre Huawei después de que los funcionarios chinos insistieran en otorgar concesiones a Huawei como parte de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China.

“Ese es un proceso separado”, dijo Lighthizer.

Cuando se le preguntó si Huawei sería retirado de la lista negra, Trump dijo el viernes: “Hablaremos de eso más tarde”.

'Transparencia' monetaria

Washington también indicó que podría anular su decisión de etiquetar a Pekín como un “manipulador de divisas”. Estados Unidos impuso esa designación a China en agosto después de que el banco central del país permitió que su moneda, el yuan, se debilitara en medio de la disputa comercial en curso.

Funcionarios estadounidenses dicen que China está debilitando deliberadamente el yuan, haciendo que los productos chinos sean más baratos para los compradores extranjeros. Pero la mayoría de los expertos y analistas dicen que el banco central de China ha estado tomando medidas para apuntalar su moneda durante años, como una forma de evitar que empresas e inversores saquen dinero del país.

El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo el viernes que Estados Unidos “evaluará” la revocación de la designación de manipulación de divisas de China, sin proporcionar detalles.

Si Pekín se compromete a no manipular su moneda y ser más transparente sobre las reservas de divisas, eso podría ser suficiente para alentar a Washington a eliminar la designación, de acuerdo con Mark Sobel, un exfuncionario del Tesoro y del Fondo Monetario Internacional que ahora se encuentra en el Official Monetary and Financial Institutions Forum.

Al señalar que la moneda “ha sido una gran preocupación” para Trump, Mnuchin también dijo el viernes que China y Estados Unidos ahora “tienen un acuerdo sobre la transparencia en los mercados de divisas y en los mercados libres”.

Sin embargo, los expertos en divisas dudan que un acuerdo genere un cambio marcado en cómo China maneja el yuan.

“¡La transparencia es BUENA!”, escribió Sobel en un tuit. “Pero básicamente sabemos que China no ha estado interviniendo mucho durante años. En todo caso, ha intervenido para limitar la depreciación”.

Problemas estructurales, pospuestos

Estados Unidos ha estado preocupado desde hace mucho por el enfoque laxo de China hacia los derechos de propiedad intelectual y las transferencias forzadas de tecnología impuestas a las compañías estadounidenses que operan en China.

Las resoluciones a esos problemas estructurales más profundos están notablemente ausentes en el acuerdo de “fase uno” de Trump.

El presidente estadounidense dijo a periodistas el viernes que las preocupaciones sobre la propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología podrían incluirse en un acuerdo de “fase dos, fase tres”.

El economista de Oxford Economics Tommy Wu es menos optimista. Escribió en una nota el lunes: “Prevemos que China resista en gran medida la presión para cambiar sus... políticas tecnológicas, ya que China las ve como fundamentales para su estrategia de crecimiento y desarrollo futuro”.

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