Los débiles datos sugieren que el BCE tendrá que hacer más: el jueves los reportes mostraron que la economía de la zona euro se contrajo 3.8% en el primer trimestre, a un ritmo peor que el previsto de 3.5% por los analistas, en un periodo que no incluyó el todo los efectos del confinamiento en la actividad.
La conferencia de Lagarde fue seguida de cerca por inversionistas que querían saber si el consejo de gobierno discutió medidas significativas como compras de deuda gubernamental de naciones que han perdido sus notas de grado de inversión debido a la crisis.
Tras un recorte de la agencia Fitch esta semana, la calificación de la deuda de Italia se acercó al grado especulativo, lo que eleva el prospecto de que la tercera mayor economía del bloque no pueda acceder más a la ayuda del BCE.
Lagarde dijo a los periodistas en su conferencia online que el consejo de gobierno no discutió compras de deuda de grado especulativo como parte su programa actual, pero destacó la flexibilidad de las herramientas del BCE y su disposición a desplegarlas.
"No vamos a tolerar ningún riesgo de fragmentación", afirmó, en referencia a las dimensiones políticas de la crisis para países en problemas de deuda como Italia.
La decisión del jueves dejó además sin cambios la tasa de depósitos bancarios del BCE en -0.50%, lo que implica que a los bancos se les cobra una tasa anual por mantener dinero guardado en las arcas del banco central.
La tasa principal de operaciones de refinanciamiento del BCE, a la cual pueden acudir los bancos para obtener créditos de una semana con el organismo, permaneció en cero; mientras que la tasa para inyecciones de liquidez de corto plazo fue ajustada al 0.25%.