“La crisis induce a una pérdida de ingresos para grandes estratos de la población, producto del incremento en el desempleo y de una disminución en la calidad del empleo”, señaló Vinicius Carvalho, director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina.
Esta situación afectará negativamente la dinámica de la pobreza y la desigualdad y el logro de los compromisos de la Agenda 2030.
En promedio 23.8 millones de personas que pertenecían a estratos bajos no pobres, (entre 1 y 1.8 líneas de pobreza per cápita) caerían en pobreza, mientras que 16.7 millones de personas de los estratos medios-bajos pasarían a pertenecer a estratos bajos, explicó por su parte Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, en la presentación del informe: Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19), realizado entre la Cepal y la OIT.
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De acuerdo con estimación del organismo, el número de personas en pobreza extrema en AL pasará de 67 millones en 2019 a 88 millones en 2020. En pobreza de 118 a 126 millones.
Mientras que el número de personas con ingresos bajos sin pobreza disminuirá de 158 millones a 153 millones. El de la población con ingresos medios bajos pasará de 125 a 117 millones. Los individuos pertenecientes a la clase media disminuirán de 97 millones a 90 millones. A la media-alta de 28 millones a 26 millones.
Y el número de personas pertenecientes a la clase alta, “en lugar de disminuir aumenta”, pues se incrementará en 1 millón, pasando de 19 millones en 2019 a 20 millones en 2020 en América Latina, detalló Barcena.
Revertir esta tendencia a través de la recuperación económica será muy lento, “porque no se ha encontrado una vacuna, por lo que seguirán cambiando los modelos de trabajo, el distanciamiento social, no habrá vuelta a la normalidad”, dijo la secretaria ejecutiva.