En ese sentido, encomendó las acciones de los grandes bancos centrales, que han recortado los tipos de interés y comprado activos por valor de unos 4 billones de dólares para "reducir masivamente la presión en los mercados financieros", pero aseguró que el mundo aún "no está fuera de peligro".
"Las condiciones financieras siguen dependiendo de desarrollos económicos y sanitarios inciertos y los países se enfrentan ahora a la perspectiva de un aumento de bancarrotas que podría afectar a los bancos, particularmente a los bancos con búferes débiles", sostuvo.
Por eso subrayó "la necesidad de medidas fiscales para seguir construyendo un puente sobre el parón" económico, y especialmente para ayudar a los trabajadores de las pequeñas y medianas empresas.
Enfatizó que los mercados emergentes y en desarrollo han perdido unos 100,000 millones de dólares (mdd) debido a la "búsqueda de seguridad", tres veces más que durante la crisis financiera global de 2008, pero gracias a las acciones de incremento de liquidez de los bancos centrales ha habido una "reversión de la tendencia".
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El organismo internacional calcula que las economías de mercados emergentes han recaudado unos 77,000 mdd en deuda en abril y mayo, revirtiendo parcialmente fugas de capital.
El FMI está centrado en los países con "cimientos débiles" y altos niveles de deuda que dependen de la exportación de mercancías básicas o del turismo, así como de las naciones en guerra que partían "de una posición mucho más dura", y Georgieva mencionó como puntos calientes las regiones del África subsahariana y el Caribe.