“Se espera una recuperación durante el segundo semestre de 2020, que se entenderá al próximo año, sin embargo, lo anterior se encuentra sujeto a riesgos considerables, tales como: i) la incertidumbre sobre la duración y severidad de los efectos de las medidas de confinamiento, ii) el tiempo que tomará la normalización de las actividades productivas, y iii) la posibilidad de nuevos brotes de contagio”, informó el banco central en las minuta de la reunión del 14 de mayo.
Además de riesgos adicionales como el resurgimiento de las tensiones entre Estados Unidos y China, así como otros de carácter político y geopolítico.
Aunque algunos integrantes de la Junta de Gobierno señalaron que, antes de la pandemia, la economía ya mostraba debilidad, comentaron que la contracción económica es reflejo de las medidas de aislamiento, la desaceleración en la demanda externa y la disrupción en las cadenas de valor.
Asimismo, señalaron que el confinamiento ha afectado la demanda agregada y que los indicadores apuntan una contracción del consumo y la inversión en marzo y abril.
Sobre la inflación, el banco central espera que para el cierre del año esté “ligeramente” por debajo del 3%.
El contexto económico da margen para mayores disminuciones en la tasa de referencia, señalando que menores tasas de interés contribuirán para promover que el otorgamiento de crédito funcione de manera efectiva.
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“La Junta de Gobierno tomará las acciones que se requieran con base en la información adicional y considerando la fuerte afectación a la actividad productiva, así como la evolución del choque financiero que enfrentamos, de tal manera que la tasa de referencia –actualmente ubicada en 5.5%-sea congruente con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta del Banco de México en el plazo en el que opera la política monetaria”.