De entre los países de América Latina, y después de Nicaragua y Honduras, México tiene la brecha de recaudación de impuestos entre potencial y lo real recaudado más alta, con 3.1% del PIB, refiere el estudio “Ahora o nunca: impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe”, de Latindadd.
Diferencias entre países ricos y pobres
Los impuestos a las fortunas se han aplicado en países como Francia, con un sistema fiscal ya bien implementado, o como Suiza, pero estos no llegan a tener gran aportación a las arcas públicas en comparación con los impuestos a la renta (ISR en México) y al consumo (IVA, IEPS), detalló Campos.
Por ejemplo, en Francia los impuestos a las herencias, sucesiones y donaciones generan el 0.61% del PIB; el 0.41% para Japón; y el 0.01% para Canadá o Polonia. El promedio de la OCDE es de 0.14% del PIB, el de países de América Latina y el Caribe es de 0.01%, refieren datos de Oxfam.
En Estados Unidos, la tasa máxima superior, que buscaba la justicia en el pago de impuestos de los más ricos, era del 7% en 1913, según la ley de ese año. Desde la Segunda Guerra Mundial, y durante la mayor parte de los años de posguerra, hasta 1964, las tasas se extendieron desde 20% en el primer tramo hasta un máximo extraordinario superior al 90% (entre 1944-45). El universo de contribuyentes pasó del 1% en 1913 al 5% en 1939 y al 73% en 1960.
En ocasiones este impuesto se aplica al patrimonio de las personas y las empresas. Entre ellas destacan los bienes de uso y maquinarias productivas, activos financieros públicos e inmuebles afectados a la producción. En Uruguay es sobre las sociedades, debido a la falta de transparencia de las riquezas de las personas por las estructuras jurídicas opacas, el desconocimiento del beneficiario final y los regímenes de baja o nula tributación.
¿Difícil implementación?
“Estos problemas de impuestos a la riqueza son problemas de economías más avanzadas, que ya tienen sus problemas de recaudación bien resueltos. Son impuestos difíciles de implementar. Entre una de las razones está la política, porque muchas personas lo toman como una expropiación”, comenta Francisco Varela, director de Instituciones del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
De acuerdo con Latindadd, una asociación que propuso estos impuestos a la riqueza en diciembre pasado con el fin de pagar las vacunas contra COVID-19 en la región, para su aplicación se necesitan decisiones políticas férreas de los gobiernos centrales e inversión tecnológica en las administraciones tributarias y los organismos de control de los países de la región.
Por su parte, Mariana Campos explica que parte de la dificultad para su aplicación radica en que muchas veces el patrimonio no es liquido, “imagina que te heredan una casa con un valor de 20 mdp, pero tú ganas 20,000 pesos al mes, ¿de dónde vas a sacar 800,000 pesos, si te aplicaran un impuesto de 4%?”.
En tanto, países como Chile, Perú y Bolivia ya trabajan en sus congresos para gravar a las grandes fortunas personales, con el objetivo de destinar los recursos a la atención de la emergencia sanitaria por COVID-19.