La semana pasada, los encargados de la política monetaria sorprendieron a los 23 economistas encuestados por Bloomberg al elevar la tasa clave un cuarto de punto por primera vez desde 2018, y advirtieron contra las expectativas de aumento de las expectativas de inflación y efectos secundarios sobre los precios.
Su decisión, que se dividió entre los cinco miembros de la junta, se produjo horas después de que la inflación se acelerara a más de 6% a principios de junio, cuando los analistas esperaban lo contrario.
“Si la inflacion no baja ni siquiera de lo que pensamos que pudiera bajar, mas cerca de 5%, durante la mayor parte del resto de este año, vamos a tener que tomar acciones”, dijo Heath. “Resulta que esta burbuja temporal no está siendo tan temporal, quizás tenemos un problema estructural en el que debamos fijarnos”, dijo.
El banco central, señaló, ha esperado tres años a que la inflación converja hacia su objetivo. Dado que hay nuevos problemas con la fijación de precios que no se vieron el año pasado, sería necesario reevaluar cuánto más podría esperar el banco para esa convergencia.
Heath, quien ha sido considerado como miembro moderado después de votar en decisiones minoritarias a favor de una política monetaria más relajada, parece haber tomado un giro más restrictivo en sus comentarios más recientes.
Heath dijo que los altos niveles de inflación actuales eran de esperarse con la recuperación económica de México, que podría recuperar completamente sus pérdidas relacionadas con la pandemia para fines de 2022. Pero los choques del lado de la oferta, junto con los altos precios de los servicios debido a la demanda reprimida, han causado que la alta inflación persista.
Dada la perspectiva actual, la reducción de las tasas está prácticamente descartada, agregó.
“El mejor escenario sería tener una pausa relativamente prolongada, lo más que pudiéramos tener, y esperar a que la Fed empiece a subir tasas”, indicó Heath. “¿Vamos a poder mantener esa tasa por un tiempo extendido? Pues, esa es la gran pregunta”.