"Los intermediarios no financieros han aumentado masivamente su presencia desde la gran crisis financiera", explicó Agustín Carstens, director general del BIS.
Las actividades de los intermediarios financieros no bancarios, reconoció el exgobernador de Banco de México, “tienen implicaciones obvias para la protección de los inversionistas, su impacto es de mayor alcance”.
“Cuando las cosas van mal, los agentes financieros no bancarios pueden desencadenar o amplificar la tensión del mercado”, advirtió. “Afectan cómo se transmite la política monetaria a la economía, cómo se implemente en el día a día e incluso cómo se calibra y comunica”, detalló Carstens.
Este sector de las finanzas incluye fondos de inversión, fondos especulativos, fondos de pensiones y compañías de seguros, y proporciona valiosas fuentes de financiación para la economía.
Dado el creciente papel de estos intermediarios no bancarios en el sistema financiero, Carstens abogó por un enfoque sistémico para regularlos, clave para abordar de mejor manera sus vulnerabilidades estructurales, particularmente los desajustes de liquidez y el apalancamiento oculto; así como por normas más estrictas y por desarrollar una capacidad adecuada de absorción de impactos.
Lo anterior con el objetivo de empujarlos a acumular un "tesoro de guerra" durante las épocas de bonanza para limitar los daños en tiempos de tensión en los mercados.
Los activos financieros de estos intermediarios no bancarios ascendieron a 200 billones de dólares en 2019, lo que representa casi la mitad del sistema financiero, estimó Claudio Borio, jefe del Departamento Monetario y Económico del BIS, en una conferencia telefónica, señalando que esta parte de las finanzas ha crecido mucho más rápido que los bancos en la última década.
Con información de AFP