Tal como está diseñado el sistema financiero, este "permite que las agencias de notación socaven la credibilidad de países en desarrollo que tienen buenas perspectivas de crecimiento y necesidades vitales de desarrollo", y a su lado "las instituciones financieras internacionales carecen de capacidades suficientes".
Todo esto se ha visto agravado por el escenario post pandémico en un mundo en el que los países ricos han movilizado un 28% de sus PIB para la recuperación, contra solo un 6.5% en los países de renta media y apenas un 1.8% en los más pobres.
Y puso como ejemplo las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), según las cuales el crecimiento acumulado per cápita en los próximos cinco años será en el África subsahariana un 75% menos que en el resto del mundo.
Si comienzan a subir los tipos de interés en Estados Unidos, como todo parece indicar, esto afectará de inmediato a los países en desarrollo que necesitan ayuda financiera: "Una deuda más cara va a llevar a los países en desarrollo a un menor espacio fiscal para la recuperación, la creación de empleo, las políticas climáticas, la educación o la capacitación de sus trabajadores", vaticinó el secretario general.
Todo esto -concluyó Guterres- "revela fracasos de gobernanza que también son fracasos morales".