En abril, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que la inflación anual llegó a 7.68% en México. Dentro del índice, destacan los incrementos en alimentos como el jitomate, cuyo precio se elevó 20.23% en comparación con el mes anterior.
A ello hay que añadir los incrementos en el pollo, el aguacate y la tortilla de maíz, cuyas alzas fueron de 2.94%, 13.94% y 2.18% en un solo mes.
No obstante, en el rubro de frutas y verduras, el incremento de precios ya alcanzó el 15.84% anual, según datos del INEGI.
En los últimos 12 meses, el jitomate se ha disparado 30.56%, la cebolla un 150.50%, el limón 103.45% y el aguacate 84.26%, por lo cual un ‘pico de gallo’ se está convirtiendo en un lujo cuya disponibilidad forma parte del esfuerzo en las taquerías y las fondas.
Contemplando el resto de los alimentos, la OCDE calcula que la inflación en los alimentos, entre marzo de 2021 y marzo de 2022, llegó al 13% en México, superando a países como Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica y por encima del promedio de la OCDE y los países de la Unión Europea.
Es en este tenor que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, la semana pasada, un acuerdo con la iniciativa privada para tratar de contener el alza en los alimentos de la canasta básica en lo que resta del año.
El programa no incluye un control de precios, pero sí alianzas con las cámaras empresariales y la implementación de estrategias de comercio exterior, como la exención de aranceles para la importación de alimentos.
Si este programa, en conjunto con el aumento de la tasa de interés por parte del Banco de México, no consigue frenar la tendencia alcista de los precios, México podría cerrar con una inflación del 10%, según analistas como Gabriela Siller, directora de análisis económico del Grupo Financiero BASE.