Bajo el objetivo de recuperar este indicador e impulsar la actividad económica, el gobierno programó un gasto histórico de 1 billón de pesos (bdp) para inversión en infraestructura.
No obstante, la inversión en infraestructura para hidrocarburos decreció 16.2%, y para educación 33.8% en el periodo enero-mayo. Tan solo en mayo, este último rubro se redujo 58.5% en lo que va del año en el que los alumnos regresaron a sus aulas, luego de la pandemia por covid-19.
Del total de la inversión pública física en enero-mayo, la que se destina al manejo de hidrocarburos absorbió la mayor parte de los recursos con 34.7%, menos que el año pasado; 45.7%. La destinada a infraestructura en Educación, como escuelas, se llevó el 0.1%.
El destino de recursos para el desarrollo de infraestructura para la Salud, como hospitales, creció 42%, no obstante apenas absorbió el 1.4% del total del gasto ejercido hasta mayo en inversión física pública.
Comunicaciones y transportes se lleva el 4.3%, y su gasto creció 2.9%.
Christopher Cernichiaro, investigador de la UAM detalló que la inversión en infraestructura pública detona crecimiento económico, pues se generan empleos y compras durante su desarrollo y operación, además de que facilita el movimiento de personas y mercancías, lo que a su vez, ayuda a la atracción de inversión privada.
De acuerdo con Carlos Morales, director de riesgo soberano para Latinoamérica en Fitch Ratings, una de las debilidades de la economía mexicana sigue siendo el tema de inversión.
“Hemos visto, que inclusive, previo a la pandemia la inversión doméstica era relativamente débil, hemos visto un número de choques en los últimos 5 años, desde las tensiones comerciales con EU, luego la pandemia interrumpió las decisiones de inversión, además de que esta administración ha sido más intervencionista, disuadiendo las intenciones de inversión”, explicó Morales en un foro a finales de mayo.
En el primer trimestre de 2022, el PIB nacional tuvo un crecimiento de 1% comparado con los tres meses anteriores.