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Impuestos a la riqueza: Los mitos a vencer antes de iniciar esta conversación

¿Gravar más la riqueza ahuyenta la inversión? ¿Los ricos de México se hicieron a sí mismos, 'echándole ganas'? ¿Una tasa más alta a las grandes fortunas no serviría en América Latina?
mar 31 enero 2023 06:00 AM
Falta de servicios y desigualdades en México
En un país con más desigualdades el mercado interno será más débil, señala Reymundo Campos.

Al menos 10 de las 15 más grandes fortunas de este país son resultado de herencias, mientras otros milmillonarios nacieron bajo el amparo de tasas impositivas históricamente bajas y el capitalismo de cuates que impera en México.

Oxfam hizo recientemente una propuesta para volver a una era de ‘gran distribución’. Pero –desde la perspectiva de Carlos Brown, uno de los autores de la Ley del más rico- para plantear un diálogo alrededor de los impuestos a la riqueza hace falta derribar algunos mitos: el milmillonario mexicano no se hizo a sí mismo ni echándole ganas, no es verdad que pagan los impuestos que deberían y los impuestos a las grandes fortunas no inhiben la inversión.

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Mitos y realidades de los impuestos a los ricos

No se trata de echarle ganas

México, como varios países de Europa del Este y algunos asiáticos, es un ejemplo inmejorable del capitalismo de cuates. Y como este sistema genera los milmillonarios que conocemos hoy y que, contrario al mito mediático del empresario exitoso self made, no se hicieron ricos ‘echándole ganas’, señala Carlos Brown, gerente de justicia fiscal de Oxfam México.

Es decir, el surgimiento de los súper ricos y su mantenimiento es resultado –apunta el especialista- de una serie de privatizaciones y concesiones que beneficiaron, sin crear condiciones de competencia, a un puñado de familias.

Si se toma en cuenta que muchas de las grandes fortunas en México provienen de herencias, el capitalismo de cuates mexicano “tiene un beneficio muy bajo para las mayorías, pero un alto provecho para estas personas”.

El surgimiento de los súper ricos y su mantenimiento –a través de presiones políticas, impuestos bajos y exenciones fiscales dirigidas a la gran riqueza- son resultado de una “política fallida” que la sociedad mexicana ha permitido.

¿Pagan suficientes impuestos?

"La bella época de la gran distribución, en los países del norte global, se debió a las altas tasas de impuestos a la riqueza que, en algunos casos, fueron hasta de 90%", indica el experto.

Y cuando este sistema fiscal fue aplicado en Estados Unidos no hubo bajo crecimiento y no se inhibió la inversión, todo lo contrario. Pues, señala Brown, esto fue esencial para crear infraestructura suficiente y un mercado competitivo capaz de generar empresas innovadoras.

“En México (...) los individuos contribuyentes con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron 0.03% de la recaudación total de impuestos federales y 13.6% de la recaudación de impuestos federales de personas físicas en 2021. Mientras tanto, las grandes empresas en México pagaban hasta 2021 unas tasas efectivas de impuesto sobre la renta (ISR) entre 1% y 8% del total de ingresos (...) muy por debajo de 30% que establece la ley”, señala el informe de Oxfam para México.

Impuestos a la riqueza ahuyentan la inversión

“Lo que muestra la evidencia”, incluso desde el Fondo Monetario Internacional, es que las tasas bajas de impuestos, exenciones y otros beneficios fiscales no alientan la inversión ni estimula el crecimiento. Si esto fuera cierto, señala Brown, algunos países subdesarrollados con los sistemas fiscales más laxos atraerían automáticamente más Inversión Extranjera Directa, algo que no sucede.

Paraísos fiscales

A pesar de que no existen altos impuestos a la riqueza, miles de millones de dólares de utilidades de grandes empresas y beneficios de fortunas personales se van a paraísos fiscales cada año. Y la única solución es la cooperación internacional: un acuerdo fiscal global.

José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda colombiano, está llamando al diálogo para que los países de América Latina y el Caribe dejen de funcionar como paraísos fiscales.

¿No funcionarían en América Latina?

Carlos Brown y Oxfam México también mostraron evidencia de que hay casos exitosos que desmienten la idea de que una política fiscal de este tipo no sería posible en México: Bolivia, por ejemplo, instauró un impuesto a las 152 personas más ricas del país, con fortunas superiores a los 4.3 millones de dólares.

Argentina instauró un impuesto a las grandes fortunas, no recurrente, para hacer frente a la pandemia. Colombia tiene una de las reformas fiscales más progresivas de los últimos tiempos, Chile discute una reforma en el mismo sentido, lo mismo que Brasil.

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La reforma fiscal en México es inevitable

Las finanzas públicas son las finanzas, si no tienes dinero suficiente para pagar, de algún lado tendrás que sacar para pagar. Ahora 4 de cada 10 pesos de los gastos del Estado son gastos ineludibles. Entonces, el margen de maniobra se está reduciendo considerablemente y se va a hacer cada vez más chico. Las pensiones estarán presionando cada vez más, el servicio de la deuda será más caro con el alza de tasas de interés.

El problema de las finanzas públicas ya lo tenemos enfrente. Y se puede decidir entre dos escenarios, esperar a que el problema estalle en la cara, endeudarse más hasta que explote esta bomba de tiempo.

Por eso, una reforma fiscal con impuestos a las grandes fortunas parece inevitable y México tiene la oportunidad de subirse a la ola latinoamericana de esta discusión política.

Las propuestas

Oxfam propone crear en México un impuesto federal progresivo a las grandes fortunas. Con una tasa de 2% para quienes posean más de 20 millones de pesos, de 3% para aquellas personas cuya fortuna se encuentre arriba de 100 millones de pesos y de 5% para los milmillonarios –es decir, quienes tienen fortunas de más de 20,000 millones de pesos o mil millones de dólares.

“Este impuesto a las grandes fortunas permitiría recaudar hasta 270,000 millones de pesos anuales. Esto sería suficiente, por ejemplo, para incrementar el gasto en salud pública federal en casi 40% o para multiplicar en 17 veces el actual gasto federal en protección ambiental”, señala el informe

Además, se propone un aumento progresivo al impuesto sobre la renta para el 1% más rico, igualar tasas que se cobran tanto al trabajo como al capital e impulsar impuestos a las grandes herencias y donaciones.

Evaluar, examinar y eliminar las renuncias recaudatorias y otros privilegios fiscales en los códigos actuales.

Priorizar la inversión pública en infraestructura social, como salud, educación y cuidados

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