Mitos y realidades de los impuestos a los ricos
No se trata de echarle ganas
México, como varios países de Europa del Este y algunos asiáticos, es un ejemplo inmejorable del capitalismo de cuates. Y como este sistema genera los milmillonarios que conocemos hoy y que, contrario al mito mediático del empresario exitoso self made, no se hicieron ricos ‘echándole ganas’, señala Carlos Brown, gerente de justicia fiscal de Oxfam México.
Es decir, el surgimiento de los súper ricos y su mantenimiento es resultado –apunta el especialista- de una serie de privatizaciones y concesiones que beneficiaron, sin crear condiciones de competencia, a un puñado de familias.
Si se toma en cuenta que muchas de las grandes fortunas en México provienen de herencias, el capitalismo de cuates mexicano “tiene un beneficio muy bajo para las mayorías, pero un alto provecho para estas personas”.
El surgimiento de los súper ricos y su mantenimiento –a través de presiones políticas, impuestos bajos y exenciones fiscales dirigidas a la gran riqueza- son resultado de una “política fallida” que la sociedad mexicana ha permitido.
¿Pagan suficientes impuestos?
"La bella época de la gran distribución, en los países del norte global, se debió a las altas tasas de impuestos a la riqueza que, en algunos casos, fueron hasta de 90%", indica el experto.
Y cuando este sistema fiscal fue aplicado en Estados Unidos no hubo bajo crecimiento y no se inhibió la inversión, todo lo contrario. Pues, señala Brown, esto fue esencial para crear infraestructura suficiente y un mercado competitivo capaz de generar empresas innovadoras.
“En México (...) los individuos contribuyentes con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron 0.03% de la recaudación total de impuestos federales y 13.6% de la recaudación de impuestos federales de personas físicas en 2021. Mientras tanto, las grandes empresas en México pagaban hasta 2021 unas tasas efectivas de impuesto sobre la renta (ISR) entre 1% y 8% del total de ingresos (...) muy por debajo de 30% que establece la ley”, señala el informe de Oxfam para México.
Impuestos a la riqueza ahuyentan la inversión
“Lo que muestra la evidencia”, incluso desde el Fondo Monetario Internacional, es que las tasas bajas de impuestos, exenciones y otros beneficios fiscales no alientan la inversión ni estimula el crecimiento. Si esto fuera cierto, señala Brown, algunos países subdesarrollados con los sistemas fiscales más laxos atraerían automáticamente más Inversión Extranjera Directa, algo que no sucede.
Paraísos fiscales
A pesar de que no existen altos impuestos a la riqueza, miles de millones de dólares de utilidades de grandes empresas y beneficios de fortunas personales se van a paraísos fiscales cada año. Y la única solución es la cooperación internacional: un acuerdo fiscal global.
José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda colombiano, está llamando al diálogo para que los países de América Latina y el Caribe dejen de funcionar como paraísos fiscales.
¿No funcionarían en América Latina?
Carlos Brown y Oxfam México también mostraron evidencia de que hay casos exitosos que desmienten la idea de que una política fiscal de este tipo no sería posible en México: Bolivia, por ejemplo, instauró un impuesto a las 152 personas más ricas del país, con fortunas superiores a los 4.3 millones de dólares.
Argentina instauró un impuesto a las grandes fortunas, no recurrente, para hacer frente a la pandemia. Colombia tiene una de las reformas fiscales más progresivas de los últimos tiempos, Chile discute una reforma en el mismo sentido, lo mismo que Brasil.