El decreto sobre la importación de estos productos fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 13 de febrero de este año.
La dependencia que encabeza Raquel Buenrostro informó en un comunicado que “demostrará con datos duros y evidencia” tres puntos:
1. El uso exclusivo de maíz nativo para la masa y la tortilla no tiene afectación ni interés comercial para Estados Unidos, dado que México produce el doble de maíz blanco del que destina a la tortilla, base alimentaria de los mexicanos.
En la medida en que esta disposición fomenta que México preserve su producción con semillas nativas, se abona en el cumplimiento del capítulo ambiental del TMEC, en el cual los tres países se comprometieron a cuidar la biodiversidad.
2. Gracias al nuevo decreto, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha estado en posibilidades de autorizar nuevas semillas de maíz biotecnológico y revaluar negaciones previas. El maíz importado de Estados Unidos es complementario y se destina al uso industrial y a la alimentación de animales.
3. El decreto plantea que la industria y el sector forrajero transiten de usar maíz genéticamente modificado a maíz no genéticamente modificado, eso no significará restricciones al comercio, como se señala en la solicitud de consultas de USTR.
La transición se dará gradual y de manera sostenible, fortaleciendo la competitividad y productividad del campo mexicano en pleno respeto a los compromisos internacionales suscritos por México.
“Hacemos votos para que en estas consultas prevalezca la buena fe de todas las partes y se aborden las diferencias sin involucrar otras consideraciones más allá de las estrictamente comerciales. Los fuertes lazos comerciales entre ambos países nos obligan a actuar con responsabilidad y altura de miras”, señaló Economía en el comunicado.