Las presiones sobre los precios se están relajando por fin y la inflación se ha reducido en más de la mitad en un año, mientras que la economía se ha ralentizado tanto que la recesión podría estar ya en marcha, lo que ha disparado las apuestas del mercado a que las subidas de tipos han llegado a su fin y la próxima medida del BCE será un recorte.
Con la intención de mantener abiertas todas sus opciones, el BCE dijo que mantendría un planteamiento "dependiente de los datos" y que las decisiones se basarían en los datos que fueran llegando.
"Los tipos de interés oficiales del BCE se sitúan en niveles que, mantenidos durante un periodo suficientemente largo, contribuirán sustancialmente al objetivo (de inflación)", dijo el banco en un comunicado tras reunirse en Atenas por primera vez en 15 años.
"Las decisiones futuras garantizarán que sus tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario", afirmó el BCE.
Es probable que la decisión de mantener los tipos sin cambios refuerce las expectativas de que los principales bancos centrales del mundo, incluida la Reserva Federal de Estados Unidos, han terminado de endurecer su política monetaria, poniendo fin a una serie sin precedentes de subidas sincronizadas de tipos.
Es probable que esto haga que los mercados se centren en cuánto tiempo deben mantenerse los tipos en sus máximos actuales, un ejercicio complicado, ya que los inversores ya apuestan por que el próximo movimiento del BCE sea un recorte tan pronto como en junio, con dos movimientos completos descontados para el próximo mes de octubre, un plazo que algunos dirigentes del banco consideran poco realista.
Otra complicación es que el aumento del coste de la energía, impulsado por el nuevo conflicto en Oriente Medio, podría mantener la inflación bajo presión justo cuando el crecimiento flaquea. Esto presagiaría un perjudicial periodo de estanflación, en el que la inflación es alta mientras el crecimiento se estanca.
Las perspectivas de la economía parecen cada vez más precarias, poniendo en peligro el llamado "aterrizaje suave".
La industria está en recesión, los indicadores de confianza apuntan a la baja, el consumo es moderado e incluso el mercado laboral ha empezado a debilitarse, todo lo cual sugiere una contracción en la segunda mitad de 2023.
Con la decisión del jueves, el tipo de depósito del BCE se mantiene en su nivel récord del 4%, mientras que el tipo principal se sitúa en el 4.5%.