El balance presupuestario estructural o subyacente es la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos, corregida de los efectos que podrían atribuirse al ciclo económico y a acontecimientos puntuales. Es utilizado por la OCDE para proporcionar una comprensión más clara de las posiciones fiscales de los gobiernos.
La pandemia del Covid agravó los déficits estructurales en la región de América Latina y el Caribe (ALC) y en la OCDE debido a la disminución de los ingresos gubernamentales y al aumento del gasto público.
Como resultado, el balance estructural promedio de ALC se deterioró del -3,4% del PIB potencial en 2019 al -4,7% en 2022, mientras que el de la OCDE cayó del -1,38% al -3,8% en el mismo periodo.
Las previsiones sugieren que Surinam liderará la recuperación con un aumento de 4 puntos porcentuales, seguido de Colombia con 3.6 puntos porcentuales y Argentina con 2.9 puntos porcentuales. Para 2025, sólo Surinam y Barbados registrarán saldos positivos del 0.9% y el 0.1% del PIB potencial, respectivamente.
Se prevé que las principales economías de ALC, Argentina y México, superen la media de ALC en 2025, con un -1.2% y un -2.8% del PIB potencial, respectivamente. Sin embargo, se espera que Brasil se sitúe en el -5.4% del PIB potencial.
El balance estructural promedio de la región de ALC para 2024 se prevé en el -4.6% del PIB potencial, lo que indica un mayor desequilibrio en comparación con la media de la OCDE del -2.7%.