“Vemos respuestas de beneficios de la relocalización en empresas distribuidas en todas las regiones, en distintos tipos de empresas, 100% mexicanas, con inversión extranjera, y en diferentes sectores, manufactureras y no manufactureras”, explicó Alejandrina Salcedo Cisneros, directora general de Investigación Económica del banco central mexicano.
De acuerdo con el reporte, la forma más explícita en la que se piensa en el fenómeno de relocalización de las cadenas productivas es la transferencia física de líneas de producción o fábricas a México o la llegada de nuevas empresas extranjeras que, en otro escenario, se hubieran establecido en lugares distintos.
“Sin embargo, la relocalización también puede implicar una mayor demanda por parte de clientes establecidos en Estados Unidos que buscan obtener sus insumos desde lugares más cercanos o diversificar su red de proveedores, lo que podría favorecer a empresas mexicanas previamente establecidas en el país”, detalló el documento.
Incluso las firmas no exportadoras podrían beneficiarse en la medida en que se expanda la producción nacional para satisfacer la nueva demanda generada por este proceso. La derrama se daría a través de los vínculos de proveeduría o la provisión de servicios entre compañías.
"Es natural que el canal de la mayor demanda intermedia por parte de Estados Unidos se materialice de forma más rápida que el canal de mayor inversión y que las empresas que operan en México puedan aprovechar la capacidad previamente instalada, por lo que estas podrían ser las primeras en percibir impactos positivos", apuntó el análisis de Banxico.
La proporción de firmas que reportó beneficios atribuibles a la relocalización en julio de 2023 es creciente en su participación de capital extranjero en el capital social. Además, 21.6% de las empresas que recibieron inversión extranjera antes de 2023 reportaron impactos positivos que atribuyeron a este fenómeno, que se compara con el de 7.7% de las que no recibieron tal inversión.
“Nuevamente, las cifras apuntan a beneficios de la relocalización que se extienden hacia distintos tipos de empresas, pero sesgados hacia empresas con vinculación con el mercado externo”, detalló el banco central.
El órgano autónomo señaló que la información presentada podría estar reflejando una etapa inicial del proceso que puede ya haberse empezado a concretar dado que involucra cambios que pueden implementarse en el corto plazo, a diferencia de relocalizar físicamente las instalaciones desde otros países hacia México, o esperar a que los proyectos de inversión física se concreten.
“La materialización de otras fases del proceso podría tomar más tiempo e involucrar la llegada de empresas extranjeras al país o mayores inversiones nacionales o internacionales en respuesta a los cambios en la configuración de las cadenas de suministro mundiales”, concluyó Banxico.