Otro desafío que el CIJUF considera que se tiene que sortear, tiene que ver con una “insuficiencia en la redistribución”, de los ingresos que llegan por impuestos, de parte del fisco. “Por cómo están las tasas y las retenciones, la gente que gana algo por encima del ingreso mínimo no gravable, termina ganando, en términos netos, menos. Eso se llama desigualdad horizontal”, lamentó.
“Hoy en día, por cada peso que recibe alguien en pobreza y pobreza extrema, por transferencias, el sistema fiscal le quita más de un peso. Entonces, en efecto neto, netamente monetario, en promedio los hogares pobres acaban perdiendo frente al fisco”, alegó John Scott, consejero e investigador académico de Coneval.
“Eso no significa no tener impuestos al consumo; significa gastar efectivamente para compensar a los hogares pobres”, añadió.
Explicó que si a un hogar pobre le cobran impuestos, como a las gasolinas, y ese recurso se usa para el sistema de pensiones contributivas, “lo que más ha crecido del gasto público, los pobres están financiando gasto para los no pobres, y eso es inaceptable”.
En cuanto al gasto consideró que la hacienda pública debe ser efectiva y eficiente en todos los niveles.
En ese sentido, los especialistas de la comisión recomiendan “eliminar la renuncia recaudatoria”, es decir, las exenciones de impuestos, así como revisar y fortalecer los impuestos a la propiedad -predial y tenencia-, sobre todo a nivel local; y cómo utilizar los impuestos ambientales, detalló Nora Lustig.
Otro aspecto a revisar, agregó, tiene que ver con los impuestos a la riqueza, particularmente a las herencias.