"Vamos a estar atentos a que justamente no haya contaminación en el proceso de formación de precios, pero también es esperable que estas afectaciones únicamente sean de corto plazo y no afecten a las expectativas del mercado", apunta.
En junio, la inflación general fue de 4.98% , el dato más alto en un año. La cifra se vio presionada por el comportamiento de la inflación no subyacente, que fue de 7.67%, la más alao desde octubre de 2022. La inflación subyacente fue de 4.13%.
Al cuestionarle si el elevado precio de los agropecuarios no podría afectar a la inflación de servicios, Mejía Castelazo considera que este traspaso ocurrió en la pandemia con el incremento de los precios de referencia internacionales.
Añade que dentro de su equipo de analistas observaron que el comportamiento del precio de los servicios es mayor, independientemente del ciclo económico en el que se encuentran distintas economías.
El análisis que hace el subgobernador es que la inflación de servicios es alta en economías con crecimiento económico y sin crecimiento económico por lo que la correlación no está clara al ciclo económico.
"En el caso particular de México, lo que vimos es que los servicios no pudieron traspasar de igual manera, digamos de manera inmediata, estos mayores costos que tuvieron hacia el consumidor. La recuperación de los precios de los servicios es todavía algo que está explicando justamente su persistencia", explica. "Espero que estos incrementos que estamos viendo sean únicamente de corto plazo, por lo que no se espera que haya un traspaso hacia los servicios, o sea, en este caso, las expectativas de inflación".
La decisión de política monetaria de junio pasado, en el que se votó por mantener la tasa de referencia en 11%, Mejía Castelazo fue el único miembro que votó por bajar la tasa debido a la desaceleración económica y a la volatilidad en el tipo de cambio.
Las señales de una desaceleración en la economía están en el dato de empleo del IMSS, que en mayo y junio fue negativo así como el dato en la producción industrial que mostró un crecimiento de 0.6%.
Aunque la desaceleración de la economía ayudará a que la inflación baje, Mejía descarta que este sea el salvavidas para la política monetaria.
Sobre la volatilidad que se ha presentado en el tipo de cambio a raíz de que se dieron a conocer los resultados de la elección presidencial y que se considera como otro de los choques para la inflación, el subgobernador espera que este factor aminore. Incluso, considera que ya pasó lo peor en volatilidad.
Hacia adelante, la política monetaria operará con cautela.
"No estoy diciendo que tenemos que tener una política monetaria relajada, sino lo que digo es que tuvimos que llevar la tasa de referencia hacia un nivel históricamente alto, 11.25%, para atender también riesgos de cola que se estaban viviendo en aquellos momentos", señala.
Mejía recuerda que cuando en marzo de 2023, el banco tuvo que llevar la tasa a niveles históricos ante la incertidumbre por la pandemia y en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
A pesar de que el subgobernador considera que puede haber un ajuste a la tasa en agosto próximo, descarta que se trate de un ciclo de recortes.
"En el caso de estos ajustes al grado de restricción, estos tendrían que ser graduales, y no necesariamente continuos. ¿A qué me refiero con esto? A que la gradualidad nos va a permitir observar cómo se vienen comportando nuestras decisiones en el impacto que pueda tener en la economía y en el caso también de que sean continuos o no, dependerá de los riesgos que vayamos teniendo hacia adelante", añade.
La variable de Estados Unidos en la política monetaria mexicana sigue siendo relevante. Se espera que el banco central estadounidense haga tres recortes a la tasa y aunque Banxico evalúa la conducción de la política monetaria aún hay un diferencial de tasas que les permite un margen de maniobra.