La falta de avances está generando preocupación entre quienes dependen de los envíos, ya que temen que la interrupción pueda prolongarse.
La huelga del sindicato Asociación Internacional de Estibadores (ILA, por su sigla en inglés) ha bloqueado el envío de mercancías, desde alimentos hasta automóviles, a través de docenas de puertos desde Maine hasta Texas, lo que, según advierten los analistas, costará a la economía miles de millones de dólares al día.
El Gobierno del presidente Joe Biden ha presionado a los empleadores portuarios estadounidenses para que aumenten su oferta para lograr un acuerdo con los trabajadores portuarios para poner fin a la huelga.
"Obtuvieron ganancias increíbles, más del 800% desde la pandemia, y los propietarios están ganando decenas de millones de dólares con esto", dijo Biden a los periodistas el miércoles. "Es hora de que se sienten a la mesa y pongan fin a esta huelga".
Los economistas han dicho que la huelga no aumentará inicialmente los precios al consumidor, ya que las empresas aceleraron los envíos de productos clave en los últimos meses. Sin embargo, una paralización prolongada eventualmente tendrá repercusiones, y los precios de los alimentos probablemente reaccionen primero, según los economistas de Morgan Stanley.
La empresa de alimentos envasados Conagra compró ingredientes con antelación y ha estado trabajando con los proveedores durante meses para prepararse para la huelga, dijo el miércoles su director ejecutivo, Sean Connolly. "Si se convierte en un problema prolongado, será un problema mayor para todos", dijo.
Más de 38 buques portacontenedores estaban atascados en los puertos estadounidenses el martes, en comparación con solo tres el domingo antes de la huelga, según Everstream Analytics.
La ILA, que representa a 45,000 trabajadores portuarios, inició su huelga el martes después de que fracasaron las negociaciones con la United States Maritime Alliance (USMX) para un nuevo contrato de seis años. El sindicato busca un aumento salarial de cinco dólares por hora cada año durante seis años.
Su líder Harold Daggett también busca poner fin a los proyectos de automatización que, según él, amenazan los empleos sindicales.
"Estamos preparados para luchar todo el tiempo que sea necesario, para permanecer en huelga durante el tiempo que sea necesario, para conseguir los salarios y las protecciones contra la automatización que nuestros miembros de ILA merecen", dijo Daggett el martes.
El Gobierno de Biden quiere que USMX ofrezca un trato más ventajoso a los trabajadores portuarios.
"Los transportistas marítimos extranjeros han obtenido ganancias récord desde la pandemia, cuando los estibadores se arriesgaron para mantener abiertos los puertos. Es hora de que esos transportistas marítimos ofrezcan un contrato sólido y justo que refleje la contribución de los trabajadores de ILA a nuestra economía y a sus ganancias récord", dijo Biden en una publicación en X a última hora del martes.
Biden ordenó a su equipo que vigilara la posibilidad de una especulación de precios que beneficie a los transportistas marítimos extranjeros, informó la Casa Blanca. Biden ha dicho en repetidas ocasiones que no intervendrá para poner fin a la huelga.
Los economistas de Morgan Stanley dijeron en una nota publicada el martes por la noche que la huelga podría afectar el crecimiento y aumentar la inflación "pero sólo si es duradera", señalando que las consecuencias para el transporte deberían ser limitadas a menos que la huelga se prolongue.
La huelga, la primera paralización importante de la ILA desde 1977, afecta a 36 puertos -incluidos los de Nueva York, Baltimore y Houston- que manejan una variedad de mercancías en contenedores, desde plátanos hasta ropa y automóviles. La huelga podría costar a la economía estadounidense aproximadamente 5.000 millones de dólares al día, según estiman los analistas de JP Morgan.