Por su naturaleza, uno de sus grandes proveedores de soluciones son los fondos privados, con cada vez más crecimiento, mientras que sus competidores van por el sentido contrario.
La diferencia radica en el concepto de la confianza. Mientras los bancos tradicionales perdieron credibilidad tras múltiples crisis, estas nuevas entidades construyeron su modelo de negocio sobre un pilar que transformó el sistema financiero norteamericano: el deber fiduciario.
El deber fiduciario, la ventaja competitiva
Cerity Partners, constituido como un Asesor de Inversiones registrado (RIA, por sus siglas en inglés) regulado por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), opera bajo una estructura similar a un despacho de abogados, lo que implica un deber legal y ético de actuar siempre en el mejor interés del cliente.
"Nosotros tenemos un deber fiduciario. Por no crear los productos que vendemos, tengo la obligación de hacer mi análisis y seleccionar las mejores opciones para mis clientes. No estoy creando el producto que me genera comisiones", explica Moreno.
Esta diferencia estructural elimina conflictos de interés. Mientras los bancos tradicionales suelen desarrollar productos financieros propios y luego venderlos a sus clientes, lo que genera comisiones que benefician a la institución, los asesores de inversión registrados priorizan el rendimiento del cliente.
"Si tu estructura de incentivos no es maximizar retorno, sino incrementar comisiones para el banco, es diferente. Esto se traduce totalmente en confianza", señala el ejecutivo mexicano.
A través de su brazo de venture capital se asocian con empresas para ayudar a lanzar y gestionar sus programas de riesgo, como Kellogg's, Bentley y T-Mobile, además de tener dentro de su portafolio a más de 100 compañías.
La oportunidad tras la crisis de 2008
La crisis financiera de 2008 marcó un antes y después en el sistema financiero mundial. Los bancos, tras el colapso, dejaron vacíos importantes en el mercado crediticio, particularmente en préstamos directos a empresas.
"Por muchísimo tiempo, los bancos no se han encargado de créditos directos a empresas. La verdad a lo que se dedican es a sindicar créditos y vender fragmentos de la deuda a los tenedores de bonos", detalla Moreno.
Este vacío permitió el surgimiento de fondos especializados en crédito privado. Firmas como Blue Owl, Golub, Ares y Apollo (cuyos nombres, bromea Moreno, suelen evocar dioses griegos) entraron con fuerza al mercado. Su principal diferencia: mantienen el riesgo crediticio en su balance, lo que los compromete directamente con el éxito de las empresas financiadas.
"Estos proveedores de capital tienen 'skin in the game', porque el riesgo del crédito está en su balance, no es externo. A ellos sí les interesa el repago, pero también les interesa el crecimiento de las empresas", describe el socio de Cerity Partners.
Los números respaldan esta transformación. En el segmento de financiamiento para adquisiciones apalancadas (Leveraged Buyouts o LBOs), los fondos de crédito privado prácticamente desplazaron a la banca tradicional.
"Hace 15 años, el 90% de los LBOs los hacían los bancos. Ahora es literalmente al revés: el 90% lo hacen los fondos de crédito privado. En situaciones específicas, los fondos de capital privado, de Private Equity, de Venture Capital o de Direct Lending ya ganaron", asegura Marco Moreno de Cerity Partners.