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Fondos privados, la “nueva banca” que capitaliza la desconfianza

Con el deber fiduciario como bandera, las firmas de inversión desplazan a los bancos del financiamiento corporativo.
sáb 12 abril 2025 07:00 AM
¿Qué es un fondo de inversión y cuáles son sus ventajas?
La crisis financiera de 2008 marcó un antes y después en el sistema financiero mundial. Los bancos, tras el colapso, dejaron vacíos importantes en el mercado crediticio, particularmente en préstamos directos a empresas.

En el corazón de Manhattan, donde convergen fortunas y decisiones financieras que impactan al mundo entero, una nueva clase de gestores de capital emerge con fuerza.

No son banqueros tradicionales, aunque manejan cantidades comparables o superiores a las de los grandes bancos. Son los fondos de inversión privada, que tras la crisis financiera de 2008 identificaron un vacío en el mercado y ahora dominan segmentos enteros del financiamiento empresarial.

"Los nuevos banqueros no somos banqueros. Blue Owl es el nuevo banquero, Golub es el nuevo banquero, Ares es el nuevo banquero", afirma el mexicano Marco Antonio Moreno García, socio de Cerity Partners desde enero de 2025, una firma que gestiona alrededor de 125,000 millones de dólares, comparable al tamaño de BBVA México, el banco más grande del país.

La empresa estableció un modelo de asesoría financiera que brinda servicios personalizados a individuos, familias, empresas y organizaciones sin fines de lucro y que ofrece gestión de inversiones, planificación financiera y fiscal, administración patrimonial, programas de donaciones, control de riesgos, coberturas de seguros y servicios de oficina familiar.

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Por su naturaleza, uno de sus grandes proveedores de soluciones son los fondos privados, con cada vez más crecimiento, mientras que sus competidores van por el sentido contrario.

La diferencia radica en el concepto de la confianza. Mientras los bancos tradicionales perdieron credibilidad tras múltiples crisis, estas nuevas entidades construyeron su modelo de negocio sobre un pilar que transformó el sistema financiero norteamericano: el deber fiduciario.

El deber fiduciario, la ventaja competitiva

Cerity Partners, constituido como un Asesor de Inversiones registrado (RIA, por sus siglas en inglés) regulado por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), opera bajo una estructura similar a un despacho de abogados, lo que implica un deber legal y ético de actuar siempre en el mejor interés del cliente.

"Nosotros tenemos un deber fiduciario. Por no crear los productos que vendemos, tengo la obligación de hacer mi análisis y seleccionar las mejores opciones para mis clientes. No estoy creando el producto que me genera comisiones", explica Moreno.

Esta diferencia estructural elimina conflictos de interés. Mientras los bancos tradicionales suelen desarrollar productos financieros propios y luego venderlos a sus clientes, lo que genera comisiones que benefician a la institución, los asesores de inversión registrados priorizan el rendimiento del cliente.

"Si tu estructura de incentivos no es maximizar retorno, sino incrementar comisiones para el banco, es diferente. Esto se traduce totalmente en confianza", señala el ejecutivo mexicano.

A través de su brazo de venture capital se asocian con empresas para ayudar a lanzar y gestionar sus programas de riesgo, como Kellogg's, Bentley y T-Mobile, además de tener dentro de su portafolio a más de 100 compañías.

La oportunidad tras la crisis de 2008

La crisis financiera de 2008 marcó un antes y después en el sistema financiero mundial. Los bancos, tras el colapso, dejaron vacíos importantes en el mercado crediticio, particularmente en préstamos directos a empresas.

"Por muchísimo tiempo, los bancos no se han encargado de créditos directos a empresas. La verdad a lo que se dedican es a sindicar créditos y vender fragmentos de la deuda a los tenedores de bonos", detalla Moreno.

Este vacío permitió el surgimiento de fondos especializados en crédito privado. Firmas como Blue Owl, Golub, Ares y Apollo (cuyos nombres, bromea Moreno, suelen evocar dioses griegos) entraron con fuerza al mercado. Su principal diferencia: mantienen el riesgo crediticio en su balance, lo que los compromete directamente con el éxito de las empresas financiadas.

"Estos proveedores de capital tienen 'skin in the game', porque el riesgo del crédito está en su balance, no es externo. A ellos sí les interesa el repago, pero también les interesa el crecimiento de las empresas", describe el socio de Cerity Partners.

Los números respaldan esta transformación. En el segmento de financiamiento para adquisiciones apalancadas (Leveraged Buyouts o LBOs), los fondos de crédito privado prácticamente desplazaron a la banca tradicional.

"Hace 15 años, el 90% de los LBOs los hacían los bancos. Ahora es literalmente al revés: el 90% lo hacen los fondos de crédito privado. En situaciones específicas, los fondos de capital privado, de Private Equity, de Venture Capital o de Direct Lending ya ganaron", asegura Marco Moreno de Cerity Partners.

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Un nuevo universo de inversión

El dominio de estos fondos no se debe solo a la confianza. Existe una realidad de mercado: la mayoría de las oportunidades de inversión se encuentran en el ámbito privado, no en el público.

"La mayoría de las empresas y de los activos son privados, no son públicos. Punto", sostiene Moreno. "Ha bajado el número de empresas públicas en Estados Unidos considerablemente desde el 2000 y ha crecido el número de empresas privadas grandes".

Por siete empresas privadas existe solo una pública, según estimaciones del sector. Estas compañías privadas, aunque no cotizan en bolsa, necesitan capital para crecer, y muchas optan por los mercados privados en vez de salir a bolsa.

"No es que se peleen con los mercados públicos. En diferentes etapas, diferentes empresas necesitan distintos tipos de financiamiento", aclara el ejecutivo.

Esta tendencia beneficia al ecosistema financiero estadounidense al diversificar las fuentes de capital. "Es más competitivo el sistema para acceder a capital si hay diversificación de oferta", señala Moreno.

¿Cómo reacciona la banca tradicional?

Ante esta pérdida de terreno, los bancos adaptan sus estrategias. Algunos intentan volver a préstamos directos con grandes corporaciones, mientras otros optan por un enfoque colaborativo: financian a los fondos de inversión privada.

"Los bancos están regresando con las empresas muy grandes a prestarles directamente o, desde mi punto de vista, es una muy buena solución: prestarle a los mismos fondos de Private Equity, de crédito privado o de Venture Capital", indica Moreno.

Esta colaboración aprovecha la especialización que los fondos desarrollan en industrias o geografías específicas, conocimiento que resulta difícil de replicar para un banco tradicional.

Sin embargo, persiste una diferencia fundamental: las regulaciones. Los bancos operan con el dinero de millones de depositantes comunes, lo que limita su capacidad de asumir ciertos riesgos.

"Los bancos no pueden tomar los mismos riesgos porque están lidiando con dinero de depósitos de personas comunes. No pueden tomar las mismas decisiones, punto", señala el socio de Cerity Partners.

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El rol de la transparencia

Una crítica frecuente al capital privado es su menor nivel de transparencia comparado con las empresas públicas. Sin embargo, Moreno argumenta que la transparencia existe, pero se da entre las partes directamente involucradas: el fondo y la empresa.

"No creo que esté limitada la transparencia entre los fondos de crédito privado y la empresa. La relación de confianza está limitada a esas dos partes", señala.

Esta privacidad, según el ejecutivo, representa incluso una ventaja para muchas empresas que prefieren no exponer toda su información al escrutinio público constante.

"El empresario tiene derecho a privacidad hasta cierto punto. No necesariamente le tiene que comunicar todos sus números en todo momento a 500,000 personas", defiende Moreno.

El potencial en mercados como México

El futuro de los fondos de inversión privada parece prometedor en Estados Unidos, pero ¿qué ocurre con otros mercados como México?

Moreno es cauto al respecto y señala una realidad de mercado: Estados Unidos concentra más de la mitad de los mercados de capitales financieros del mundo. "No es nada más México, es Alemania o Japón", compara.

Para estos fondos, la decisión de expandirse depende más de las condiciones que cada país genere para atraerlos. "México y otros países tienen que crear las condiciones", sugiere.

"Por estar en Estados Unidos, ya cubres el 50-60% de los activos invertibles. Entonces la pregunta es si quiero expandir para el otro 5%, el otro 3% o el otro 8%", evalúa.

Sin embargo, el ejecutivo destaca un factor común en todas las latitudes: la desconfianza hacia los bancos. "Yo hablo con una empresa mexicana y el banco es su enemigo", observa.

Un modelo basado en confianza

Este valor, según Moreno, impulsa toda la actividad económica.

"Mientras mayor confianza tengas en la sociedad, más actividad empresarial tienes. La actividad empresarial es confianza, es confianza en el crecimiento, es confianza en el prójimo", reflexiona.

"Te voy a prestar porque confío en que me vas a repagar. Voy a invertir en ti porque confío en que vas a crecer. Te voy a dar el dinero para que me lo administres porque confío en que tus incentivos están alineados con los míos", ejemplifica.

El surgimiento de estos fondos no significa el fin de la banca tradicional. Los bancos siguen siendo cruciales para actividades como recibir depósitos y ofrecer créditos hipotecarios. La diferencia está en que ya no dominan todos los segmentos del mercado financiero.

"No es que se terminen los bancos. La actividad de recibir depósitos y prestarte para tu crédito hipotecario, yo creo que los bancos lo hacen mejor. Pero no todo", concluye Moreno.

En este nuevo ecosistema financiero, la ironía es evidente: los nuevos "banqueros" triunfan precisamente por no comportarse como banqueros tradicionales. Demuestran que, incluso en Wall Street, la confianza sigue siendo la moneda más valiosa.

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