Entre enero y octubre de este año, el déficit suma 101,383 millones de dólares y apunta a cerrar en un nivel aún mayor. Este piso disparejo evidencia una creciente exposición de México a las importaciones chinas, que amplían el déficit y presionan a sectores productivos locales con una competencia calificada como desleal. En este contexto, el país se inserta en la dinámica de la guerra comercial global y avanza hacia una etapa de mayor proteccionismo.
La decisión de México de implementar aranceles de entre 5 y 50% responde a una exigencia directa de la industria. En los sectores textil y calzado se perdieron alrededor de 250,000 empleos en los últimos siete trimestres, mientras la industria del acero enfrenta presiones por la sobreproducción asiática. Entre 2021 y 2024, las importaciones crecieron 22.3% en calzado y 20.8% en vestido, un avance que debilitó la producción local.
El sector automotriz también muestra señales de alerta. Las importaciones de autos ligeros desde países asiáticos sin tratado aumentaron con fuerza y China encabeza las compras externas de México con una participación de 28.6%. La Secretaría de Economía advierte que estos vehículos no generan producción ni empleo en el país y subraya la necesidad de preservar la posición de México como quinto productor mundial.
Para Gilberto Gil, socio director de Roland Berger México, los nuevos aranceles anticipan un cierre de filas con Norteamérica y una reconfiguración parcial de las cadenas de suministro. Se abren oportunidades para industrias relegadas como calzado y textiles, aunque otras cadenas seguirán dependiendo del exterior en el corto plazo.