El crecimiento de los festivales de música, una oportunidad de emprendimiento
Ver películas recién salidas del cine en la comodidad del hogar es cada vez más popular. Especialistas en el sector musical temen que una pantalla y un sistema de audio potente también reemplacen la experiencia de ir a un concierto en vivo. Ante la preocupación, emprendedores han decidido crear festivales en donde los intérpretes no son el único atractivo. Propuestas gastronómicas, artísticas y otras formas de entretenimiento son las nuevas atracciones que se incluyen en este tipo de eventos.
Jacobo Márquez, director general de Lado Be, productora del Festival Roxy, cuya primera edición se realizó en abril de 2017 y reunió a 22,000 personas, explica que el desafío vigente es tratar de averiguar cómo será el futuro de la música y la manera en la que se puede atraer al público a los conciertos en vivo.
“El festival tiene que estar rodeado de muchas más experiencias que la música, experiencias que no te pueda dar la casa, del ambiente y las sensaciones”, señala Márquez. “Desde que el asistente llega, cómo se estaciona, cómo baja de su coche, qué le pasa y cómo se va, que regrese a su casa seguro. Tienes que garantizar al espectador toda una experiencia dentro del festival”, asegura.
Pero mientras se define cuál el futuro de la música y los conciertos, el número de festivales en México sigue creciendo. “La cantidad ha aumentado exponencialmente y los conciertos también han crecido, aunque no a un ritmo tan rápido como los primeros, pero sí existe una relación”, explica Damaris Mendoza, subdirectora de marketing de la plataforma de venta de boletos Boletia.
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Y las cifras confirman el crecimiento. De acuerdo con Boletia, su plataforma registró sólo dos festivales de música en 2014, seis en 2015 y 27 en 2016. A pesar de la amplia propuesta de festivales, Alejandro García Sales, director de ventas y marketing de SideTrack, empresa que produce el festival Vaivén -creado en 2015 y que en la edición de 2017 atrajo a más de 15,000 asistentes-, se muestra positivo acerca de la oportunidad de mercado en el sector. Explica que nuevos proyectos musicales surgirán con el tiempo, lo cual será una oportunidad para crear más marcas que reúnan a artistas de diversos nichos.
“Es ahora el momento de las nuevas propuestas (de emprendedores). Es el momento ideal a nivel industria y a nivel mercado”, considera Mendoza. “México es uno de los países de América Latina que más consumen entretenimiento”.
Según el informe Entertainment and Media Outlook México 2015-2019, la música representa 63% de los ingresos a la industria de entretenimiento. Con ingresos de 245 millones de dólares, el país es líder en el mercado en América Latina. “El éxito se debe a los múltiples conciertos que se han posicionado”, destaca el estudio.
Los festivales son atractivos para el público, los artistas, las marcas y los organizadores. El engagement que generan es alto debido a que la lealtad es a una marca, no a un artista. Los patrocinadores tienen la certeza de que su mensaje llegará a más espectadores que en un concierto tradicional. Además, los artistas cobran lo mismo que una presentación individual, pero con mucho más público que los escuche, explica García Sales.
“Para el público es mucho más atractivo ver varios artistas que uno. Paga un boleto que equivaldría a dos conciertos, pero realmente presencia hasta 10”, dice Márquez. Incluso, los festivales suelen funcionar como plataformas de talento. Hay bandas que no resultan ser tan conocidas, pero después de haberse presentado en un evento en donde la vieron miles de personas, su popularidad aumenta.
Prepararse para perder
Jacobo Márquez dice que la clave para tener éxito en el negocio de los festivales es pensar a largo plazo, ya que no es posible que en la primera edición del evento se recupere el dinero invertido.
“La primera vez que se lleve a cabo el evento, habrá pérdidas. En la segunda ya no, pero tampoco ganancias. En la tercera se podrá recuperar el dinero de la primera edición y después se comenzará a ganar”, expresa el director general de Lado Be.
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Por ello considera clave que los emprendedores estén conscientes de que este es el ciclo normal de los negocios de este tipo. Así no habrá sorpresas y el festival podrá seguir su rumbo natural hasta obtener ganancias. Márquez, quien fue profesor en la Universidad Iberoamericana, dice que en estos eventos la retribución es de 20% del dinero invertido. Los costos de un festival de música pueden ir de 10 a 30 millones, depende del precio del artista headliner y del resto del cartel.
Para poder llegar a ganar el porcentaje planeado es necesario crear una empresa, no solamente un evento. “El festival Roxy está proyectado para 10 años. Hicimos todos los cálculos de cómo se va a comportar el evento en este tiempo”, dice Márquez.
El negocio de los festivales de música es complejo y tiene muchos riesgos. Ambos expertos coinciden en que la cantidad de personas que se requiere manejar llega hasta las 1,500, por lo que la planeación tiene que ser con antelación “Se acaba el festival y al otro día ya estamos preparando el cartel de la siguiente edición. Se tienen que trabajar los 365 días del año para poder tener todo preparado”, especifica el especialista.
Dificultades musicales
Márquez dice que cuando un evento fracasa, no hay manera de recuperar lo perdido en esa edición. “Pierdes si llega una tormenta y tienes que suspender, porque ante todo está la seguridad del espectador. No puedes poner en riesgo su seguridad. No hay dinero, ni inversión ni nada que valga eso”, señala.
En el caso del festival Ceremonia 2017 de Vans, que fue pospuesto en abril pasado por los fuertes vientos registrados en Toluca que tiraron las estructuras de uno de los escenarios, Márquez comenta que cambiar la fecha del evento representó grandes pérdidas en logística y los asistentes -principalmente los que viajaron de otros estados- perdieron confianza en el festival.
“Ahí lo único que te toca hacer es aminorar la pérdida. Ya no se puede pensar en ganar. Ganas hasta el próximo año demostrando por qué eres un festival responsable”, dice.