Las start-ups de monopatines se reordenan para poder operar
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión). El ¡ya basta! de los vecinos de las colonias Condesa, Roma y Juárez se ha escuchado en varios frentes por la invasión de sus calles en los últimos siete meses. Primero contra la empresa Mobike, cuyo sistema de bicicletas sin anclaje generó desde marzo pasado una “resistencia” vecinal en las redes sociales por obstruir banquetas. Y, desde septiembre, contra los nuevos jugadores de monopatines eléctricos Grin y Lime, a los que también acusan de obstaculizar las vías públicas.
La respuesta del gobierno de la Ciudad de México no se hizo esperar. Así como en marzo decretó un programa piloto para bicicletas sin anclaje, el 17 de octubre hizo lo propio con el sistema de monopatines, cuyas empresas solo podrían operar bajo autorización y tras cubrir una serie de requisitos, como contar con zonas de arribo, un padrón de unidades y seguro de cobertura amplia.
Menos de una semana después, el 23 de octubre, Grin y Lime volvieron a circular bajo el esquema piloto de 15 días, que puede extenderse 45, en polígonos determinados para ello. Transcurrido el periodo de operación del piloto, la Secretaría de Movilidad deberá emitir el permiso correspondiente por seis años prorrogables, de acuerdo con la Ley de Movilidad capitalina.
“Entendemos las preocupaciones de los vecinos", expone Sergio Romo, cofundador de Grin. Una bicicleta o un monopatín que circula por la acera a alta velocidad pone en riesgo la integridad física de las personas. O cuando está mal estacionada bloquea el paso peatonal, reconoce. “Sabíamos que esto era un problema regulatorio en ciudades de Estados Unidos, por eso desde el primer día de operación en la Ciudad de México tomamos medidas para minimizar ese efecto negativo”, indica.
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Grin comenzó a operar en la ciudad en julio de este año. Tiene 1,000 unidades en circulación en colonias como Roma, Hipódromo Condesa, Polanco, Anzures y Narvarte. Romo asegura que tiene acuerdos con 400 comercios locales para que sus banquetas sean zonas de arribo. El 90% de sus viajes terminan en esas áreas. “El problema es el 10% restante. Estamos trabajando con los usuarios para que respeten las reglas y no molesten a la gente”, comenta el directivo.
La empresa también abrió un canal de comunicación exclusiva para los vecinos por Whatsapp para que reporten los patines mal estacionados a fin de recogerlos, agrega Romo. Con este sistema de servicio, Grin pretende extender su operación a ciudades como Monterrey y Guadalajara, en México, y a las principales capitales de América Latina en lo que resta del año. Para ello, usará los recursos de su más reciente ronda de inversión, por 45.6 millones de dólares, que cerró a principios de octubre.
“Con los recursos vamos a financiar la compra de monopatines eléctricos, a crecer el equipo –actualmente de más de 100 personas- y expandirnos a ciudades con al menos un millón de habitantes y problemas de congestionamiento vial”, explica Romo.
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Lime es otra empresa que opera bajo el esquema piloto en la Ciudad de México. Alexander Wieland, gerente general de la compañía en México, señala que operar unidades sin anclaje es parte de su ventaja operativa en colonias como Polanco, Anzures, Roma Norte y Sur, así como Condesa.
“En la noche se recogen absolutamente todos los monopatines, esto permite tener orden y control para evitar que bloqueen el paso peatonal, que es una diferencia muy clara con otro tipo de vehículos”, comenta Wieland.
Por lo pronto Mobike va perdiendo espacios en la ciudad. El 20 de octubre dejó de prestar servicio en la alcaldía de Benito Juárez, tras las protestas vecinales por el bloqueo del espacio público. La compañía informó en su página de Facebook que aplicará una multa de 500 pesos a los usuarios que dejen las bicicletas fuera del perímetro autorizado.