En esa etapa, el fondo acuerda los asientos que tendrá en el consejo y negocia otras ventajas a las que tendrá acceso. “Nos ha pasado que algunos tratan de conseguir derechos económicos o corporativos todavía más fuertes, como ser los únicos que puedan meter más dinero en las siguientes rondas”, revela Sepúlveda.
No cualquiera
Para encabezar una ronda, el líder necesita suficientes recursos. “El tamaño del fondo que tenemos, de más de 100 millones de dólares, nos da la capacidad de poner cheques hasta por tres millones de dólares para dirigir una transacción grande”, expone Serfati.
Prestigio y reputación probada son también ingredientes fundamentales en esta receta. “Si un fondo que nadie conoce quiere liderar una ronda, no tiene mucho efecto”, asegura el representante de Mountain Nazca.
Además, liderar implica una responsabilidad moral que no cualquier fondo asume. En ocasiones, esto puede ser una barrera para los emprendedores.
La start-up Cuida mi Mascota tardó más de dos meses en conseguir la firma que estableciera los términos de la ronda por 400,000 dólares que realizó en 2017.
“Los inversionistas prefieren ver a alguien que sabe más o que vio algo distinto en la empresa, eso les da confianza”, expone Ignacio Guglielmetti, cofundador de la empresa de hospedaje de animales.
Jordi Greenham, cofundador y CEO de la plataforma de renta de departamentos Homie, afirma que la idea de muchos fondos es no exponerse a menos que sea una start-up con referencias en el mercado. Eso, coinciden los inversionistas, les da la tranquilidad suficiente para encabezar una transacción.