Jori Armbruster y Gabriela Chang apostaron por romper el círculo de desigualdad financiera en el que están inmersos los agricultores de café en México. La misión de estos emprendedores, que han pasado más de 15 años en contacto con las fincas cafetaleras en Chiapas, era acercar a los 180,000 cultivadores desbancarizados que hay en el país —según sus propios datos— a opciones de financiamiento para asegurar su producción.
EthicHub, la fintech que conecta inversionistas con agricultores mexicanos
Debido a que las familias de ambos siempre estuvieron inmersas en la producción y la comercialización del café, Armbruster y Chang visualizaron de cerca las dificultades económicas de los agricultores. Por eso decidieron crear EthicHub, una plataforma de crowdlending que basa su ventaja competitiva en el uso del blockchain.
“La falta de dinero e inclusión financiera hace que los pequeños agricultores tengan poco acceso a financiamientos o están obligados a pagar intereses muy altos al solicitar préstamos”, asegura Jordi Armbruster, CEO y cofundador de EthicHub.
La solución
Los emprendedores diseñaron una plataforma para conectar comunidades de agricultores —que están en busca de líneas de crédito que se ajusten a sus necesidades— con inversionistas de todo el mundo. Lo hicieron con ayuda de la tecnología. Para eso reclutaron a Raúl Martínez, quien se integró a EthicHub para liderar la creación de un sistema que permitiera hacer transferencias internacionales, de forma segura y sin la presencia de intermediarios.
A Ricardo García, director comercial de la empresa de soluciones tecnológicas orientadas a blockchain Katun, la plataforma le parece eficiente. Sin embargo, los emprendedores deben asumir un reto importante: cómo integrar este sistema en el campo, un lugar donde carece la infraestructura tecnológica, explica.
Pero los tres cofundadores encontraron la solución: los agricultores que buscan financiamiento se agrupan en comunidades de 20 personas, las cuales están representadas por un individuo, quien es el encargado de recibir y gestionar la inversión y, por lo tanto, asegurar que el dinero se utilizará para la producción de café y generará retornos a los prestamistas.
Gabriela Chang, quien se encarga de la comunicación y las relaciones públicas de la empresa, explica que al estar una persona al frente de las células de trabajo es más fácil validar el trabajo de los 19 agricultores restantes, lo que ayuda a tener un sistema cruzado de verificación de información. Así, cada vez que se cumple una tarea, el representante reciben el dinero y lo distribuye dependiendo de las actividades en el proceso de producción.
Hasta ahora, tres comunidades de cafetaleros de Chiapas están inscritos en EthicHub. Y más de 80 inversionistas son los encargados de financiar proyectos agrícolas en el estado mexicano.
El modelo
En la plataforma de crowdlending, los agricultores registran su proyecto en busca de financiamiento, el cual es apoyado por más de un inversionistas dispuesto a prestar capital a cambio de una rentabilidad del 15%.
Los inversionistas pueden aportar un mínimo de 1,060 pesos. Después de hacer su transacción, es posible ver en tiempo real como el dinero pasa de la cartera electrónica a la cartera del contrato inteligente que se está generando con las aportaciones.
Cuando la cantidad que se necesita para financiar el proyecto se alcanza, el dinero se envía al representante de la comunidad y se realiza la conversión del dinero a la criptomoneda ethereum. Posteriormente a pesos mexicanos, que es la divisa en la que los agricultores devolverán el préstamo.
“Se trata de un negocio cíclico. El pago de los préstamos se hace a un año, pues ese el tiempo que tarda en dar cosecha el cultivo de café. Una vez que el producto está listo para su venta, se comercializa con compradores ya establecidos bajo el concepto de agricultura por contrato, es decir, que las empresas están comprometidas a comprar una cantidad determinada de la cosecha”, explica Gabriela Chang.
Los emprendedores generaron un negocio donde los compradores logran tener el producto de mayor calidad a mejor costo, así los agricultores pueden financiarse más y en mejores condiciones vendiendo sus cosechas a precios justos.
La plataforma se queda con 4% de comisión por cada préstamo pagado y 3% por la venta de café.
Los emprendedores
Las fincas de café en Chiapas fueron el punto de encuentro entre Jori Armbruster y Gabriela Chang. “Nuestras familias están muy vinculadas al café, la mía como comerciantes y la de Jori como productores”, cuenta Chang.
Ambos veían de cerca la problemática de la desbancarización en el campo. En 2016, la idea comenzó a formarse en la cabeza de Armbruster, un texto sobre el crecimiento exponencial del crowdlending y una plática TED sobre el éxito de las start-ups que implementaron este modelo motivaron al emprendedor a poner la primera piedra del proyecto.
En busqueda de talento innovador para sumarse el proyecto, Armbruster y Chang publicaron una vacante en la plataforma de empleo Meetup Ethereum Madrid. Así encontraron a Raúl Martínez, actual jefe de tecnología de EthicHub. Para septiembre de 2017 el equipo estaba listo para poner a caminar el proyecto y fundaron la firma en noviembre del mismo año.
Retos y planes
Para 2020, los emprendedores cerrarán su segundo ciclo de cosecha del que esperan alcanzar los mismos resultados que de la primera: un 100% de pago del préstamo y comercialización.
Su primer financiamiento lo realizaron con venta de token en 2018, con lo que reunieron más de 557,000 dólares para arrancar el proyecto y abrir oficinas en Chiapas. Ahora se encuentran en proceso de levantar una ronda semilla tradicional para darle difusión a la plataforma.
El modelo que proponen, aseguran los fundadores de EthicHub, es escalable a cultivos como la caña de azúcar, así como a diferentes países. Por eso, el siguiente paso de la empresa es mejorar la vida de los agricultores en otras partes del mundo.