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¿Por qué Pemex tiene que importar crudo para sus refinerías?

La petrolera enfrenta el robo de combustible con un sistema de refinación que se encuentra en el peor momento de su historia y que depende de las importaciones, pese a que AMLO las ha criticado.
vie 18 enero 2019 05:06 AM

La crisis de abasto derivada del plan contra el robo de combustible del nuevo gobierno se da en un momento en que el sistema de refinación de Pemex está en la peor situación de su historia.

El Sistema Nacional de Refinación de Pemex cuenta con tres plantas reconfiguradas, es decir, que procesan mejor los crudos pesados, y otras tres que no. El problema de refinar en las plantas no reconfiguradas es que producen mucho más combustóleo, que luego se quema en algunas terminales termoeléctricas de CFE, pero que resulta muy contaminante. Por ello, ha ido sustituyéndose en algunas centrales por gas natural, más barato y eficiente.

Las cifras dejan claras las ventajas de las refinerías reconfiguradas: en 2017, por ejemplo, produjeron 37% de gasolinas y 27% de diésel por cada barril de crudo, y 22% de combustóleo; mientras que las no reconfiguradas se quedaron en 32% de gasolinas, 16% de diésel y 32% de combustóleo.

Así, la apuesta de Pemex se enfoca en llevar más crudo a las plantas reconfiguradas. Sin embargo, esas refinerías sufren hoy más problemas que las no reconfiguradas, por el escaso mantenimiento y diversos temas técnicos.

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Las refinerías reconfiguradas (Cadereyta, Madero y Minatitlán), que se supone deben tener un mejor desempeño, sumaron 176 paros entre 2016 y 2018; frente a los 145 paros de las no reconfiguradas (Salamanca, Salina Cruz y Tula).

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Las primeras deberían funcionar mejor, debido a que la inversión realizada en éstas les permite refinar crudos más pesados, es decir, con mayor contenido de azufre. Pero estas tres plantas se vieron afectadas por problemas de fugas en tuberías y plantas de proceso, saturación de tanques y falta de mantenimiento, explica un documento de la Sener.

Todo esto ha llevado a que las plantas promedien solo el 63% de su capacidad operativa de uso entre 2011 y 2018.

En comparación, las refinerías de la Costa del Golfo de México de Estados Unidos, desde donde se importan la gran mayoría de las gasolinas que entran a México, promedian el 91% de uso en esos años.

Ademas, la capacidad de uso de las refinerías mexicanas cayó hasta un 40% entre enero y septiembre del año pasado. Las de Madero y Minatitlán, ambas reconfiguradas, apenas promediaron 13% y 12% de su capacidad en ese periodo, frente al 51% de Salina Cruz, que no está reconfigurada.

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Esta situación ha orillado a la petrolera nacional a preferir las importaciones. Las seis refinerías podían producir el 50% de la demanda nacional de gasolinas Magna y Premium, además del 63% del diesel, en 2011. Pero el deterioro de las plantas ha obligado a una mayor compra de combustibles al exterior, que representaba cerca del 75% a finales del año pasado.

El nuevo gobierno tiene planeado remodelar el sistema de refinación, aunque al parecer no planea realizar ninguna reconfiguración en las tres plantas que aún no cuentan con la tecnología más avanzada. La nueva refinería de Dos Bocas, en Tabasco, sí se unirá al grupo de plantas reconfiguradas, y tendrá un costo de casi 160,000 millones de pesos.

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