KIA se convierte en un gran jugador en México en apenas tres años
A tres años y medio de su llegada a México, KIA ya se ha abierto un lugar entre los grandes jugadores de la industria automotriz nacional.
El fabricante surcoreano fue el sexto mayor productor de vehículos en 2018, por delante de compañías como Ford, Toyota y Honda, y redujo la distancia que le separa de referentes como Volkswagen.
La estrategia de la automotriz ha sido mesurada, dice Horacio Chávez, managing director de KIA Motors México. Inicialmente, la compañía decidió incursionar en el país con solo tres productos que consideró estratégicos para lograr un buen posicionamiento inicial: Forte, un sedán de producción nacional; Sportage, una SUV que ha logrado colocarse en los primeros lugares del segmento; y Sorento, otra SUV de mediano tamaño orientada al mercado semipremium.
En los años siguientes, fue creciendo poco a poco su oferta, y a la fecha cuenta con 10 vehículos en el mercado mexicano.
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Esta estrategia enfocada llevó a un crecimiento exponencial, no sólo en producción sino también en ventas, un rubro en el que ocupó el quinto lugar por unidades vendidas.
Chávez destaca que su red de distribuidores es otra de las claves del éxito. Hoy consiste en 30 agencias manejadas por 30 grupos.
En cuanto a la producción en su planta de Nuevo León, que creció 33% respecto a 2017, ha buscado atender en mayor medida las exportaciones de la compañía, cuyo principal destino es Norteamérica, pero también Sudamérica y Asia. En 2018, las exportaciones de la compañía aumentaron en 42%.
Ahora, para el primer trimestre del año, la compañía prepara el lanzamiento de la nueva versión de la SUV Soul, e incluso está realizando pruebas para comercializar una versión eléctrica del vehículo. Sin embargo, México todavía carece de infraestructura para este tipo de automóviles, por lo que no se podría ampliar la oferta de estos productos en el corto plazo, considera el directivo.