El acuerdo para frenar las pruebas de entrada en operación de las nuevas centrales solares y eólicas se publicó solo para asegurar la confiabilidad del sistema de transmisión y distribución de electricidad durante la crisis derivada por el coronavirus. La medida afectó a 17 plantas, tras su publicación el 29 de abril, defendió Alfonso Morcos Flores, director general del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), durante una videosesión de trabajo en el Senado.
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“Hay grandes flujos de potencia que si se pierde una línea nos puede meter en fuertes problemas de corte de caja y de atención a la salud de los ciudadanos (…) Es la verdadera y única razón para este protocolo de la suspensión de pruebas preoperativas”, aseguró Morcos Flores.
El organismo publicó un acuerdo para detener el ingreso de nuevas centrales renovables durante la contingencia, lo que ha desatado una serie de amparos, donde algunas empresas ya han recibido suspensiones provisionales por parte de los juzgados.
Las empresas y expertos del sector criticaron que el acuerdo carecía de fundamento tanto legal como técnico, y que se estaba usando como excusa para frenar el avance de este tipo de energías a favor de dar entrada a más plantas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
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El CENACE justificó esta medida debido al avance que ha tenido en su aportación las energías renovables, lo que ha impactado en los parámetros de frecuencia y potencia que se inyecta a las redes de transmisión. El avance de estas tecnologías ha creado un exceso de capacidad de generación en ciertas zonas del país desde hace un par de años. Con la caída en la demanda por la crisis sanitaria, esto ha causado problemas al gestor de la red.
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“Dado que los grandes excedentes de capacidad entre regiones, y la baja de la demanda que intensifica esos excedentes, no podemos poner en riesgo el suministro de energía que demanda el sistema eléctrico”, dijo Morcos.
Las cifras del CENACE muestran que la demanda de electricidad ha caído en promedio entre 10% a 13% durante las últimas semanas, relacionado con las medidas de distanciamiento y confinamiento social para frenar la epidemia de la coronavirus.
El despacho de las centrales solares y eólicas, es decir, la inyección de la energía que generan cada día, tiene prioridad para dejar su electricidad en la red porque sus costos son los menores respecto a las que usan combustibles como el gas natural, combustóleo, diésel o carbón.
Pero en las condiciones de baja demanda actual, la intermitencia de generación que tienen estas centrales, debido a que la cantidad de sol y aire varían a lo largo del día, presionan la gestión de la red eléctrica porque afectan tanto a la potencia y frecuencia de la electricidad en el sistema, argumenta Morcos.
“Se suspendieron no solo por las características propias de la generación, sino porque sus instalaciones no han sido garantizadas para su conexión al sistema eléctrico”, dice Gustavo Villa Carapia, director de operaciones y planeación del CENACE.
Villa mostró un ejemplo de una interrupción del servicio que se dio en el nodo ubicado en Tierra Mojada, en Guadalajara, donde se generó una caída en la inyección de electricidad por 1.7 minutos, cuando el parámetro establecido en los reglamentos es de 1.5 segundos.
Los senadores presentes en la transmisión realizaron una ronda de preguntas que quedaron pendientes de respuesta debido a que la transmisión se cortó, y luego de reanudarse, dieron por terminada la sesión.
También quedó pendiente conocer la opinión del CENACE sobre la política pública sobre confiabilidad de la red publicado por la Secretaría de Energía el viernes pasado, y que dio nuevas facultades al gestor de la red.
El acuerdo, además, pudiera quedar rebasado ahora que la Secretaría de Energía (Sener) publicó una política de confiabilidad que le da más facultades al CENACE para frenar la entrada de nuevas centrales renovables. Este instrumento, a diferencia del acuerdo del 29 de abril, no es temporal mientras pasen los efectos de la crisis sanitaria sobre la demanda eléctrica.