La reactivación de los vuelos ha comenzado a tomar forma. Luego de meses de un alto prácticamente total, una nueva serie de medidas preventivas buscan generar las condiciones para evitar contagios a bordo de los vuelos, un proceso en el que tanto la tripulación como los usuarios jugarán un rol crucial.
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Para hablar de las nuevas condiciones que un pasajero puede esperar a bordo, Aeroméxico y la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) explicaron a Expansión los nuevos protocolos de sus vuelos a bordo de un 787 Dreamliner, que van de la mano a los emitidos por instancias internacionales como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
1. Requisitos esenciales para abordar
Uno de los primeros cambios que los pasajeros verán son los requerimientos que las aerolíneas solicitarán para abordar un vuelo. El uso de cubrebocas y la toma de temperatura previa al abordaje serán dos de los principales.
Santiago López Cadena, primer oficial de Boeing 787 en Aeroméxico y secretario de asuntos técnicos de ASPA, advirtió que el incumplimiento de estas medidas impedirá a los pasajeros abordar la aeronave. El cubrebocas se entregará a los usuarios junto a gel antibacterial.
A esto se suman protecciones intercambiables adicionales de plástico sobre los pasillos, que junto a la sanitización de los aviones, formarán parte de los preparativos previos a cada vuelo.
2. Al abordar, los últimos serán los primeros
Los tiempos de abordar por grupos y levantarse del asiento en cuanto aterriza el avión quedarán atrás. Para evitar las aglomeraciones, la compañía implementará un abordaje comenzando por las filas traseras, esto para evitar el continuo movimiento de personas en cabina, que se realizará en una sola fila.
De manera similar, al llegar a su destino, los usuarios deberán permitir que las filas delanteras salgan primero.
“Vemos muchísimas ocasiones en las que el avión ni siquiera ha llegado a su posición y la gente ya se está levantando. Es un tema que a veces va más allá de nuestro entendimiento, pero ahora se busca un desembarque más ordenado, y hemos visto que los clientes toman consciencia de esto”, enfatizó el primer oficial.
3. Se acabaron las filas en los baños
Las medidas de distanciamiento no terminan a bordo de los vuelos. La aerolínea procurará que el contacto entre la tripulación y los pasajeros sea mínimo, pero también se buscará la cooperación de los usuarios evitando prácticas como la fila en los baños.
A la par, en una primera fase con vuelos semillenos, se buscará que los asientos ocupados mantengan una distancia entre sí, pero a medida que la capacidad se recupere, la aerolínea no evitará ocupar todos los lugares, pues refiere que resulta innecesario ante la implementación de otras medidas.
“Abajo hay unas compuertas, es el aire que entra del exterior. Ese aire se filtra junto a unos compresores, que producen también aire y se mezcla con el del exterior. Este aire pasa a un intercambiador de calor, luego a un condensador para reducir el vapor de agua, después a un condensador para reducir el vapor de agua, y finalmente a los filtros HEPA, que eliminan bacterias y gases”, explica López Cadena.
4. Más tiempo entre un vuelo y otro
La aerolínea lleva a cabo dos procesos antes de cada vuelo: sanitización y nebulización.
La sanitización consiste en la limpieza completa de asientos, pantallas y toda aquella superficie con la que el pasajero tenga contacto, mientras que la nebulización contempla el esparcimiento de los químicos necesarios en la aeronave para eliminar los virus. Además, las amenidades que se entreguen a los usuarios también estarán sanitizadas, aunque algunos dejarán de entregarse, como el caso de las almohadas.
Por ello, el tiempo que pasa entre el desembarque de un vuelo y el abordaje, usualmente de media hora, requiere de 10 a 15 minutos adicionales, explica el primer oficial, aunque esto dependerá del tamaño del avión.
5. Aislamiento de casos sospechosos
A pesar de las medidas precautorias y preventivas, los casos de COVID-19 a bordo no son imposibles, por lo que cuando se detectan casos sospechosos se pone en marcha un protocolo para mitigar los posibles riesgos.
Aunque la tripulación a bordo no tiene la facultad de confirmar un caso de COVID-19, si identifican los síntomas en una persona la pondrán en aislamiento procurando que las filas a su alrededor estén desocupadas, o bien, en una habitación cuando el avión disponga de ella.
Cuando el vuelo llega al destino, se sanitiza e ingresan las autoridades médicas, quienes harán el desembarque de manera que nadie tenga interacción con la persona sospechosa de enfermedad, refirió el primer oficial.
El seguimiento de estas medidas es esencial no sólo para abordar un vuelo, sino para evitar sanciones. López Cadena explica que quienes no siguen estos protocolos, los llamados pasajeros disruptivos, se someten a tres escenarios: una advertencia verbal, otra a través de una carta firmada por el comandante en turno y, si hay reticencia del pasajero, el avión puede desviarse para aterrizar y ser remitido a las autoridades.
“Las situaciones que afectan temporalmente a la industria traen cambios permanentes, y esperamos que algunas de estas medidas se den de esta manera”, concluyó el capitán.