“El objetivo de la nueva regla de origen automotriz es fortalecer la región”, dice Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA). El directivo considera que, además del T-MEC, la ruptura que sufrió la cadena de suministro, tras la interrupción en las importaciones de componentes provenientes de Asia y Europa por la pandemia, ayudará a detonar inversiones en diversas categorías en los siguientes años, desde acero y plásticos, hasta baterías de litio.
El nuevo T-MEC clasifica a las autopartes en tres grupos de componentes dependiendo del valor que representan dentro del automóvil: el primer grupo —motor, transmisión, baterías, chasis, suspensión y ejes— deberá acreditar un 75% de contenido regional, el segundo grupo un 70% y el tercero un 65%.
“El principal reto que tendremos para acreditar este contenido regional en las autopartes es desarrollar proveedores que puedan abastecer materiales a precios competitivos, sobre todo aceros, resinas plásticas y hule”, dice Albín. “Esperamos que se incremente la inversión, principalmente de empresas asiáticas y europeas”, añade.
México produce casi 90,000 millones de dólares en autopartes al año. Y Albín calculaba que el T-MEC sumaría un 10% al valor de la producción, es decir, unos 10,000 millones de dólares. “Esto puede generar hasta 80,000 nuevos empleos. Pero si bien estas inversiones pueden instalarse en México, también pueden hacerlo en Canadá o en Estados Unidos”, dice Albín.
¿Dónde invertir?
Albín, quien hizo carrera como director en el área de compras de componentes dentro de Chrysler, ve al sur de Estados Unidos, donde el costo de la mano de obra es mucho más bajo que en los estados norteños de ese país, como “el principal competidor” para México en la atracción de inversiones automotrices.
“Las nuevas plantas de automóviles de los fabricantes asiáticos y europeos que se instalaron en la última década en ese país llegaron a Tennessee, Georgia, Alabama y Carolina, donde el salario es la mitad que en el norte. Además, son áreas que no necesariamente están sindicalizadas, a diferencia de Michigan, Ohio o Illinois, ligadas al United Auto Workers (UAW)”, dice Albín.
En los últimos años, el bajo costo salarial de México fue una de las ventajas competitivas para atraer inversiones, además de jugosos paquetes de incentivos, como la condonación de impuestos y el regalo de terrenos, y la cercanía con Estados Unidos. Pero estas ventajas han comenzado a desdibujarse.