En este punto, es cuando surge un nuevo tema de interés. Algunos activistas, y consecuentemente sus seguidores, comenzaron a relacionar en sus propiedades digitales el nuevo etiquetado, la obesidad y la diabetes con las muertes por coronavirus. Este mensaje comenzó a permear entre la opinión pública.
En el consciente colectivo todo comenzó a ser difuso. La poca información existente, la prensa queriendo ganar la nota, la inacción y desestimación del gobierno, los ánimos políticos exacerbados, la inminente crisis económica, y el miedo a contagiarse y morir por COVID-19 en un escenario adverso para México —ya que según datos de la International Diabetes Federation, más de 12.8 millones de adultos en México tiene diabetes—, causaron la tormenta perfecta.
El 31 de marzo, Cristopher Echenique , uno de esos activistas, lanzó un tuit con un artículo llamado “ Prensa irresponsable ”, denunciando supuestos ataques de la que llamó “industria de la comida chatarra” contra Hugo López-Gatell y sus acciones para combatir el COVID-19, abonando al enfrentamientos entre ambos bandos, que inició cuando unos meses antes, el subsecretario promovió el “nuevo etiquetado”. Aunque la columna de Echenique no tendría tanto impacto, daría inicio al vínculo entre la industria de alimentos, obesidad, diabetes y coronavirus.
Al llamado de Echenique, se comenzó a activar el aparato de comunicación pro gobierno. Durante los siguientes meses, y conforme avanzamos en las fases de la contingencia, la popularidad de AMLO comenzó a caer: según datos de Consulta Mitofsky, entre febrero y marzo perdió más de 2 puntos en las encuestas de aceptación, y llegó a su nivel más bajo el 18 de abril de 2020, con un 47% de aprobación y una caída de 11.7 puntos en lo que iba del año. Urgían acciones del gobierno para detener la caída.
El 24 de abril, López Obrador hizo declaraciones en su ‘mañanera’, en las que aseguró que el coronavirus afecta más cuando se tiene obesidad, hipertensión o diabetes. “Pasando lo de la campaña del coronavirus, viene una campaña, sin dejar las que tenemos pendientes, de no permitir y hacer conciencia del daño que causan las drogas”. “No es posible que se gaste en alimentos que no necesariamente nos ayudan y que son caros y nos afectan o nos pueden afectar”. Y cerró relacionando las bebidas embotelladas a la economía: "Cuestan menos bebidas como el pozol que un refresco industrial”, sin hacer una alusión directa a la relación entre coronavirus y refrescos. De eso se encargarían otros medios y activistas.
Uno de los promotores más activos en la promoción del nuevo etiquetado, El Poder del Consumidor, fue el encargado de hacer la relación directa entre López-Gatell con el nuevo etiquetado, y un video en el que el subsecretario hace una relación directa al alto porcentaje de muertes de personas jóvenes en México con la alimentación.
El 12 de junio un grupo de “bots y trolls” profesionales posicionó artificialmente una supuesta declaración de José Antonio Fernández Carbajal, a quién se refieren como ‘El Diablo’ —presidente del consejo de administración de FEMSA—, diciendo: “Le pagamos al SAT, pero voy a poner el doble para sacar a AMLO en 2022”. Sin embargo, no hay ninguna prueba tangible que compruebe que José Antonio Fernández haya hecho tal declaración. La información que circula en medios digitales se basó en un artículo del portal lapoliticaonline.com.mx, con el título: “El Diablo de FEMSA furioso con la 4T”.
Este hecho causó tal impacto que las cuentas oficiales de FEMSA publicaron una declaración al respecto al día siguiente de la crisis: “Circula en redes sociales información falsa sobre FEMSA y sus directivos. Reiteramos que NO participamos en actividades políticas o electorales. Los 230,000 colaboradores de la empresa en México tenemos la misión de generar valor económico, social y ambiental para nuestro país”. Fue tal el nivel de troleo a la marca, que los administradores de la cuenta de Twitter ocultaron algunas respuestas dentro del tuit que contiene el comunicado oficial de la empresa.