"Veneno embotellado": ¿Quién ganó el primer round entre gobierno y refresqueras?
Te presentamos un análisis del comportamiento de la conversación en redes, que revela un intento del gobierno por pasar la responsabilidad de los muertos de la pandemia a la iniciativa privada.
Este artículo está elaborado por Metrics, una empresa de ciencia de datos aplicados a la comunicación estratégica.
El 18 de julio de 2020, durante el arranque de la estrategia de intervención local de salud comunitaria en Chiapas, Hugo López-Gatell, titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, señaló frente a Zoe Robledo, director del IMSS: “¿Para qué necesitamos veneno embotellado, el de los refrescos? La obesidad, la diabetes y la hipertensión son enfermedades silenciosas que nos pueden llevar a grandes complicaciones”.
Este momento marcó el punto álgido de la que sería una elaborada estrategia del gobierno para transferir la responsabilidad de las muertes de coronavirus al sector privado, bajo la premisa que la obesidad y la consecuente diabetes son su legado, y por tanto son corresponsables de los altos índices de mortalidad por COVID-19 en México relacionados con esas condiciones.
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La tendencia informativa sobre la relación entre un mayor índice de mortandad en casos de coronavirus entre pacientes con diabetes comenzó a finales de febrero de 2020.
La doctora Veronica Hackethal, autora de libros y periodista de temas médicos, publicó en el portal Medscape.com un artículo llamado “Diabetes, CVD Tied to Worse Prognosis for COVID-19 Infection ”, donde encontró indicios que apuntaban a que las personas con diabetes tienen un peor pronóstico en caso de adquirir el virus COVID-19, así como mayor riesgo de infección. Aunque el artículo también hace referencia a enfermedades cardiovasculares, los medios en México se concentraron en la diabetes.
A partir de esta y otras publicaciones que salieron en su momento, la opinión pública comenzó a “comprar” la hipótesis, aunque no había sido científicamente comprobada, por lo nuevo del virus.
No es lo mismo compartir un artículo o un meme en Twitter o Facebook que sentarse en la soledad de un buscador a investigar sobre un tema. Lo segundo indica un interés mayor. El hecho de que los usuarios no solo se subieran a la conversación en redes sociales, sino que además realizaran investigaciones específicas sobre el tema, nos indica que esa hipótesis generó un interés mayor, al grado que se comenzó a discutir el tema en el ámbito privado, en millones de hogares en México.
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Para el 14 de marzo, cuando España y Francia se encerraron para frenar el coronavirus, la psicosis colectiva estaba en su máximo apogeo. México no tardó en reaccionar: el 16 de marzo, una buena parte de las empresas privadas se autoimpuso la cuarentena, varios días antes de que el gobierno reaccionara, lo que sería visto por algunos actores políticos como debilidad y una oportunidad para actuar en consecuencia.
El 22 de marzo, a las 21:17 horas, sube en Twitter como tendencia destacada el concepto “FEMSA” , después de que Gilberto Lozano, ex director general de la embotelladora, publicara un video atacando las políticas de AMLO. Las reacciones a la publicación no se hicieron esperar: surgieron varias tendencias tanto a favor como en contra del personaje, que aprovechó la psicosis causada por el Coronavirus para posicionar su movimiento FRENAAA (Frente Nacional Anti AMLO) . Este movimiento, a la postre, sería incluido en el famoso documento llamado BOA (Bloque Opositor Amplio).
Desde el primer momento hubo confusión en la opinión pública en relación con el personaje, ya que un alto volumen de la conversación y una buena parte de los mensajes destacados posicionaron erróneamente a Gilberto Lozano como actual presidente de FEMSA, por lo que el ataque no fue solo para él y su movimiento, sino que los usuarios a favor de López Obrador y su gobierno se dedicaron a increpar a la empresa y a denunciar un supuesto intervencionismo de “la mafia del poder”.
Este evento desencadenó el punto más alto, en el estudio realizado, entre las inflexiones y el periodo analizado con Xpectus. La opinión pública no se hizo esperar: los usuarios se dedicaron a buscar y compartir el video con mensajes tanto a favor como en contra de su contenido. La búsqueda relacionada más importante no era Gilberto Lozano. Era “Director de FEMSA”.
El 23 de marzo de 2020, The World Obesity Federation, —una organización que dice representar miembros de comunidades científicas, con el fin de resolver problemas relacionados con la obesidad— publicó un artículo llamado: “Coronavirus (COVID-19) y Obesidad” en el que aseguraron que “condiciones relacionadas con la obesidad parecen empeorar el efecto del COVID-19. De hecho, los Centros de Control y Prevención de Enfermedad han reportado que personas con afecciones cardiacas y diabetes están en un riesgo mayor por complicaciones relacionadas con el COVID-19”.
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En este punto, es cuando surge un nuevo tema de interés. Algunos activistas, y consecuentemente sus seguidores, comenzaron a relacionar en sus propiedades digitales el nuevo etiquetado, la obesidad y la diabetes con las muertes por coronavirus. Este mensaje comenzó a permear entre la opinión pública.
En el consciente colectivo todo comenzó a ser difuso. La poca información existente, la prensa queriendo ganar la nota, la inacción y desestimación del gobierno, los ánimos políticos exacerbados, la inminente crisis económica, y el miedo a contagiarse y morir por COVID-19 en un escenario adverso para México —ya que según datos de la International Diabetes Federation, más de 12.8 millones de adultos en México tiene diabetes—, causaron la tormenta perfecta.
El 31 de marzo, Cristopher Echenique , uno de esos activistas, lanzó un tuit con un artículo llamado “Prensa irresponsable ”, denunciando supuestos ataques de la que llamó “industria de la comida chatarra” contra Hugo López-Gatell y sus acciones para combatir el COVID-19, abonando al enfrentamientos entre ambos bandos, que inició cuando unos meses antes, el subsecretario promovió el “nuevo etiquetado”. Aunque la columna de Echenique no tendría tanto impacto, daría inicio al vínculo entre la industria de alimentos, obesidad, diabetes y coronavirus.
Al llamado de Echenique, se comenzó a activar el aparato de comunicación pro gobierno. Durante los siguientes meses, y conforme avanzamos en las fases de la contingencia, la popularidad de AMLO comenzó a caer: según datos de Consulta Mitofsky, entre febrero y marzo perdió más de 2 puntos en las encuestas de aceptación, y llegó a su nivel más bajo el 18 de abril de 2020, con un 47% de aprobación y una caída de 11.7 puntos en lo que iba del año. Urgían acciones del gobierno para detener la caída.
El 24 de abril, López Obrador hizo declaraciones en su ‘mañanera’, en las que aseguró que el coronavirus afecta más cuando se tiene obesidad, hipertensión o diabetes. “Pasando lo de la campaña del coronavirus, viene una campaña, sin dejar las que tenemos pendientes, de no permitir y hacer conciencia del daño que causan las drogas”. “No es posible que se gaste en alimentos que no necesariamente nos ayudan y que son caros y nos afectan o nos pueden afectar”. Y cerró relacionando las bebidas embotelladas a la economía: "Cuestan menos bebidas como el pozol que un refresco industrial”, sin hacer una alusión directa a la relación entre coronavirus y refrescos. De eso se encargarían otros medios y activistas.
Uno de los promotores más activos en la promoción del nuevo etiquetado, El Poder del Consumidor, fue el encargado de hacer la relación directa entre López-Gatell con el nuevo etiquetado, y un video en el que el subsecretario hace una relación directa al alto porcentaje de muertes de personas jóvenes en México con la alimentación.
El 12 de junio un grupo de “bots y trolls” profesionales posicionó artificialmente una supuesta declaración de José Antonio Fernández Carbajal, a quién se refieren como ‘El Diablo’ —presidente del consejo de administración de FEMSA—, diciendo: “Le pagamos al SAT, pero voy a poner el doble para sacar a AMLO en 2022”. Sin embargo, no hay ninguna prueba tangible que compruebe que José Antonio Fernández haya hecho tal declaración. La información que circula en medios digitales se basó en un artículo del portal lapoliticaonline.com.mx, con el título: “El Diablo de FEMSA furioso con la 4T”.
Este hecho causó tal impacto que las cuentas oficiales de FEMSA publicaron una declaración al respecto al día siguiente de la crisis: “Circula en redes sociales información falsa sobre FEMSA y sus directivos. Reiteramos que NO participamos en actividades políticas o electorales. Los 230,000 colaboradores de la empresa en México tenemos la misión de generar valor económico, social y ambiental para nuestro país”. Fue tal el nivel de troleo a la marca, que los administradores de la cuenta de Twitter ocultaron algunas respuestas dentro del tuit que contiene el comunicado oficial de la empresa.
El 14 de junio, la curiosidad de la opinión pública no se hizo esperar. Las búsquedas relacionadas con FEMSA, José Antonio Fernández, El Diablo y, por qué no, Gilberto Lozano, se volvieron tendencia en Google. Esto refleja el interés y desinformación de los usuarios por conocer la historia y leer las notas que se indexaron en ese buscador.
El 18 de julio, Hugo López-Gatell subsecretario de Salud, acuña en Chiapas el término “Veneno Embotellado” para referirse a los refrescos, diciendo “¿Para qué necesitamos el Veneno Embotellado?”
Inmediatamente, usuarios de redes sociales viralizaron el término, dividiendo a la concurrencia en dos bandos: los que señalaban una estrategia del gobierno federal para evadir su responsabilidad sobre las muertes causadas por el coronavirus, y los que se lanzaron contra los productos de Coca-Cola y en particular contra FEMSA, sus directivos y sus tiendas Oxxo.
Este hecho aumentó la preocupación de la población conectada a internet, y aumentaron las búsquedas relacionadas con obesidad, diabetes e hipertensión en relación con el COVID-19.
La respuesta de la industria refresquera se dió un par de días después, cuando el 20 de julio, la ANPRAC (industria mexicana de bebidas), calificó como “inaudito que un funcionario público federal, con la gran responsabilidad de ser el promotor de la salud en nuestro país, estigmatice a una industria que cumple a cabalidad con todas las normas y regulaciones”. La asociación denunció que las declaraciones de López-Gatell colocan a la industria refresquera como “un enemigo público a quien responsabilizar ante la crisis sanitaria que enfrenta el país por la pandemia de COVID-19, que ha costado la vida hasta ahora a más de 39,000 mexicanos (en ese entonces)”.
El 31 de julio, el gobierno federal aplazó dos meses, para el 1 de diciembre de 2020, el nuevo etiquetado frontal, lo que causó otra ola de críticas en todos los sentidos, tanto de los usuarios a favor de la iniciativa promovida por López-Gatell como de los detractores que argumentan que esta iniciativa no ha funcionado en otros países donde se ha impuesto. Los críticos también afirman que la población va a estar más preocupada por comer que por alimentarse bien durante la crisis económica causada por la pandemia.
El resultado del análisis realizado con Xpectus, sobre la actividad digital del periodo de febrero a julio de 2020, demuestra que el tema más importante, por más del doble de interés, sobre el asunto de la diabetes, obesidad y coronavirus, fue FEMSA, seguido por el nuevo etiquetado frontal. Muy por debajo, se encuentra el tema que quiso posicionar el subsecretario López-Gatell, el del Veneno Embotellado. Los usuarios están preocupados por su salud presente, que es el tema que la opinión pública le pide atender al gobierno.
Los números de aceptación del mismo período indican que el primer round lo perdió Hugo López-Gatell, ya que sólo logró un 31% de aprobación a su teoría de que el “Veneno Embotellado” es el causante de las muertes por coronavirus. El 44% de la gente denuncia una teoría de conspiración en contra de las empresas refresqueras y la intención de desviar la responsabilidad en ese sentido, el 25% de la opinión pública solo está expectante y esperando a ver de qué lado cae el siguiente round.
La conclusión de las circunstancias analizadas, cuantitativa y cualitativamente, muestra patrones que evidencian una operación, coordinada y sistemática, para desviar la atención de los resultados de las medidas que implementó el gobierno para afrontar la peor pandemia con la que ha lidiado a nivel mundial esta generación: el coronavirus.