Uno de ellos es Lo Sereno Casa de Playa, en Troncones, Guerrero, a unos 30 kilómetros de Zihuatanejo. Su fundador, Rafael Sainz, cuenta que el concepto de los hoteles boutique, basado en la exclusividad y el alejamiento, es una ventaja competitiva. "Estamos en una población que no llega ni a 600 personas, y somos un hotel de apenas 10 habitaciones. Entonces, es un hotel de poca capacidad en un lugar con poca capacidad, y eso creo que nos va a permitir recuperarnos a un paso más optimista", cuenta.
El emprendedor explica que el hotel —y toda la población de Troncones— estuvo cerrado durante cerca de dos meses y medio, cuando la pandemia empezó a expandirse por el país. En ese periodo, "la prioridad fue mantener a la gente, no despedir a nadie, y lo siguiente fue trabajar a puerta cerrada, con muchas medidas de precaución, en temas de entrenamiento y capacitación en el servicio a clientes", dice.
El establecimiento reabrió con la llegada del verano, y poco a poco comenzó a ver llegar las reservaciones. "Hay un gran interés por salir por parte de la gente, después de tanto tiempo de confinamiento, y nosotros lo que hacemos es garantizarle al huésped que va a estar con muy pocas personas en el hotel. Dadas las circunstancias, tenemos que ir viendo semana a semana, pero yo creo que hay que aprender a vivir con esto, y la vida no puede parar", asegura Sainz.
Ángela Ortega, gerente operativa de Hoteles Boutique de México, un sitio especializado en generar demanda para el segmento, también mantiene un cierto optimismo. Aunque admite que la situación es grave —"el turismo fue la primera industria en verse afectada por la crisis sanitaria actual, y será definitivamente de las últimas en recuperarse"—, opina que "la hotelería boutique ha de convertirse en una de las primeras opciones para los viajeros que están tratando de asegurar protocolos y seguridad para ellos y sus acompañantes". "Los turistas buscarán experiencias de viaje aisladas, y eso es algo que, en este momento, solamente la hotelería boutique puede garantizar como una ventaja competitiva por encima de otro tipo de hoteles de gran tamaño", añade.
Ortega recuerda que el sector está compuesto casi exclusivamente por micro, pequeñas y medianas empresas, principalmente familiares, que viven una situación muy complicada para sobrevivir. Todas ellas se han dedicado en el confinamiento a capacitarse e implementar las protocolos necesarias para reabrir. "Nuestros espacios íntimos nos permiten ajustarnos de una manera más sencilla a los protocolos de seguridad impuestos por las instituciones de salud", asegura.
Por ello, el segmento puede ser uno de los primeros en recuperar el ritmo durante el próximo año... en lo que llega una vacuna que vuelva a llenar las playas, las calles y los monumentos de todo el mundo.