El gigante europeo de la aviación cuenta de momento con tres conceptos de los que saldrá esa futura aeronave, cada uno de los cuales, según un comunicado, "explora distintas soluciones tecnológicas y configuraciones aerodinámicas".
"Es el cambio más estimulante que la aviación ha conocido", indicó en su lanzamiento a la prensa el vicepresidente encargado del programa de cero emisiones, Glenn Llewellyn, que reconoció que "queda mucho trabajo por hacer".
El primer concepto, con un alcance de más de 2,000 millas náuticas (más de 3,500 kilómetros) y capacidad para entre 120 y 200 pasajeros, está pensado para cubrir trayectos transcontinentales y está propulsado por un motor de turbina de gas modificado que funciona por combustión de hidrógeno.
El segundo, de hasta 100 pasajeros, utilizaría un motor con turbohélice, en lugar de turbofán como el anterior, y estaría propulsado también por combustión de hidrógeno en motores de turbina de gas modificados.
El tercero, de hasta 200 pasajeros, es el más revolucionario a nivel visual y arquitectónico, ya que supone llevar a la aviación comercial el concepto del ala volante, solo usado hasta ahora en aparatos experimentales o en el bombardero estadounidense B-2.