Para empresas departamentales y supermercados, el reto es hacer entregas a los consumidores en 24 horas o menos.
De acuerdo con un análisis de la firma, durante el segundo trimestre del año el comercio electrónico de las seis empresas de retail que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores crecieron 140%, mientras que las ventas en piso cayeron un 45%, con casos como el de Sanborns, cuyas ventas en línea pasaron de representar 8% a 60% del total, mientras que Liverpool pasó de un índice de 12% a 78% y Palacio de Hierro de 12% a 60%.
A esta tendencia se suma la entrada en vigor del T-MEC, que impulsa la relocalización de industrias manufactureras y aumenta el potencial de exportación de diferentes firmas, lo que se ha visto reflejado en mercados como el de la Ciudad de México, donde el inventario total de naves industriales es de 442 propiedades, de las cuales el 24% se encuentra en un radio de 15 kilómetros desde el centro de la ciudad. Pero sólo 13% tiene disponibilidad.
Tendencias similares se presentan en ciudades como Monterrey –que tiene un inventario de aproximadamente 410 inmuebles con una tasa de disponibilidad de 7%– y Guadalajara -que cuenta con 205 naves con una disponibilidad de 6.3%-, lo que ha derivado en niveles competitivos de demanda y precios.
“Tenemos precios de tres hasta siete dólares por metro cuadrado al mes. Es un mercado que se ha mantenido estable en los últimos siete meses. Si bien ha bajado el ritmo de entrega de nuevo inventario, no ha afectado al alza ni a la baja los precios. Es un mercado poco especulativo”, afirma Alemán.
Para solucionar esta problemática, la firma da cuenta de alternativas como el crowd-tasking model, un esquema colaborativo donde personas pueden proporcionar sus vehículos para realizar las entregas de última milla, e incluso la reconversión de activos y usos de suelo para atender estas necesidades, que, sin embargo, se perciben difíciles para algunas urbes.
“Hay poca flexibilidad en cambios de uso de suelo, sobre todo en la Ciudad de México por razones. Muchos han abusado de ello (…) El gobierno tendría que acompañar esta estrategia, pero es complicado cambiarlo, sobre todo en alcaldías altamente residenciales, porque nadie quiere tener una nave industrial como vecino”, concluye Alemán.