Las expectativas son poco alentadoras: mientras que para destinos como Mazatlán y Cancún la Secretaría de Turismo (Sectur) prevé niveles de 50% a 60% de ocupación para diciembre –dependiendo del semáforo epidemiológico–, para la capital se espera un rango de entre 20 a 30%.
“Hay una ocupación muy lenta, verdaderamente lenta, y es preocupante porque con esa ocupación seguimos teniendo números rojos (…) Más de 90% de los hoteles no trae liquidez, están sufriendo para sacar la nómina, ya viven de créditos familiares o bancarios”, refiere Rafael García, presidente de la AMHM de la Ciudad de México.
Las afectaciones
Por una parte, la ciudad es un destino altamente receptivo de turismo corporativo, que, al estar restringido por la mayoría de las empresas, ha derivado en una baja actividad, explica Enrique Calderón, vicepresidente de operaciones de Grupo Posadas, que cuenta con 16 complejos y 3,331 habitaciones en la ciudad.
“Las áreas más complicadas de la Ciudad de México es donde hay oficinas: el corredor de Reforma, Santa Fe, el Toreo; todas esas oficinas, al estar desocupadas, nos está pegando en que no haya viajes de negocios (…) Sí hay viajeros internacionales, pero asociados a actividades esenciales, proyectos o ensamblajes, que vienen a dar consultorías, etcétera, principalmente en zonas de la ciudad donde más industria hay, no oficinas”, refiere el directivo de la compañía.
Esto coincide con información preliminar de la AMHM, que hasta el 26 de octubre, ubicaba a la zona del aeropuerto con los mayores índices de ocupación –26%–, mientras que la más afectada era Santa Fe, con niveles apenas superiores al 9%.