Antes de la pandemia, los usuarios felicitaban a López Obrador por los trabajos de supervisión, la capacidad que presumía de los contratistas designados para la construcción, incluyendo al Ejército, y la forma en la que se logró sobreponer al alud de amparos que tuvieron que atender para iniciar la construcción.
En lo que respecta a los temas negativos, el grupo anti sistémico atacaba otros proyectos como el Tren Maya, la imposición de Santa Lucía para el nuevo proyecto del aeropuerto, la falta de priorización del gobierno y la cancelación del llamado Aeropuerto de Texcoco.
Uno de los stakeholders con mejor reputación, al menos en ese momento, era el Ejército Mexicano. Históricamente, esa institución ha tenido muy buena notoriedad entre la población de México, así es que el sentido de copropiedad del proyecto, entre el Ejecutivo y el Ejército, heredó esa buena reputación al aeropuerto internacional General Felipe Ángeles. Pero las circunstancias cambiaron esto.
Después del COVID-19, muchos activistas digitales se dieron a la tarea de denunciar la falta de sensibilidad al continuar con el proyecto a pesar de la mala situación económica del país, aunado a la falta de respaldo de las propias aerolíneas.
Aunque el volumen de discusión es claramente menor que en el periodo de antes de la pandemia, los usuarios sistémicos no se prestaron para defender al presidente y su proyecto prioritario, y eso generó un vacío de información que llenaron los detractores de Andrés Manuel López Obrador.
Una de las cuestiones que más afectan estos tipos de proyectos en medios digitales es la falta de cumplimiento. En el caso del aeropuerto, si no se cumplen las promesas relacionadas con el proyecto, sin duda aumentará la presión al gobierno y a los principales actores que participan.
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