Tras investigar la transacción, las autoridades temían que se perjudicara la competencia en el mercado de los vehículos comerciales ligeros de nueve países miembros (Bélgica, República Checa, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Polonia, Portugal y Eslovaquia), en los que las dos empresas tienen una cuota de mercado combinada “alta o muy alta” y son competidores “particularmente cercanos”.
Por tanto, la operación “probablemente” habría aumentado los precios para los clientes, indicó la CE.
Sin embargo, para conseguir el visto bueno de la Comisión, las dos empresas propusieron una extensión del acuerdo de cooperación actualmente en vigor entre PSA y Toyota para vehículos comerciales ligeros bajo el que la firma francesa produce los vehículos que Toyota vende en la Unión Europea.
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En ese sentido, se incrementará la capacidad disponible para Toyota y se reducirán los precios de transferencia para los vehículos, recambios y accesorios.
Además, se enmendarán los acuerdos de reparación y mantenimiento para vehículos de pasajeros y comerciales ligeros entre PSA, Fiat Chrysler y sus redes de reparadores, con vistas a facilitar el acceso a competidores de las redes para los vehículos comerciales ligeros de las compañías italoestadounidense y francesa.
Bruselas concluyó que la transacción, modificada por los compromisos, no supone un riesgo para la competencia. En cualquier caso, subrayó que su aprobación está sujeta a la aplicación total de esas medidas.
Con información de EFE