El 2019, Ford cerró su planta en Venezuela debido a la baja demanda de vehículos que ocasionó la crisis en ese país. Ese año, el fabricante también decidió salir del negocio de camiones y finalizó la producción en la planta de São Bernardo do Campo.
Ahora, la compañía ha decidido cerrar también las tres plantas que tiene en Brasil debido a que la pandemia de COVID-19 amplificó la infrautilización de la capacidad de fabricación de la empresa, que dependía sobre todo de la demanda local.
"Sabemos que estas son acciones muy difíciles, pero necesarias, para crear un negocio saludable y sostenible", dijo esta semana el presidente ejecutivo de Ford, Jim Farley, en un comunicado. "Nos estamos moviendo hacia un modelo de negocio austero y ligero de activos al cesar la producción en Brasil".
La producción cesará inmediatamente en las plantas de Ford en Camaçari y Taubaté, y la fabricación de algunas piezas continuará durante unos meses para respaldar los inventarios para la actividad de posventa. La planta de Troller en Horizonte, Brasil, seguirá operando hasta el cuarto trimestre.
Estos cierres afectan a unos 5,000 empleados, principalmente en Brasil, dijo el portavoz de Ford, T.R. Reid, en una conferencia telefónica con periodistas. Las ventas de vehículos industriales cayeron un 26% en Brasil el año pasado y no se espera que repunten a los niveles de 2019 hasta 2023 con un énfasis en las ventas de flotas menos rentables, según Ford.
Aunque Ford asegura que la medida obedece a la precaria situación por la que atraviesa el negocio en medio de la pandemia de coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, atribuyó el martes la decisión del corporativo de cerrar sus tres plantas en el país al fin de los subsidios multimillonarios del gobierno.
"¿Qué quiere Ford? Ford aún tiene que decir la verdad, ¿no? Quiere subsidios", sostuvo Bolsonaro durante una charla con simpatizantes grabada en video y publicada en las redes sociales.
Bolsonaro criticó la decisión de gobiernos pasados de subsidiar la industria con dinero de los contribuyentes.
Con la salida de la fabricación en Brasil, el mercado recibirá autos importados de Argentina y Uruguay, y quizá algunas unidades del Bronco Sport y del modelo eléctrico Mach-E, cuya producción inició recientemente en plantas mexicanas.
Con información de Reuters