El caso de corrupción de Vitol es el último escándalo de sobornos que ha estallado en la región desde el llamado 'Lava Jato' de Brasil, un esquema de sobornos en contrataciones públicas cuyos tentáculos llegaron a toda América Latina.
Desde que asumió la presidencia a finales del 2018, López Obrador ha dado pasos cada vez más contundentes para inclinar la balanza del mercado energético a favor de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
México ha renegociado varios contratos con empresas internacionales, incluyendo operadores de ductos, lo que, según el Gobierno, ha ahorrado cientos de millones de dólares a los contribuyentes.
Estas medidas reflejan el deseo de López Obrador de fortalecer a las empresas estatales y su creencia de que gobiernos anteriores concedieron contratos a empresas privadas a cambio de sobornos.
Para Vitol, el mayor comercializador independiente de petróleo del mundo, la perspectiva de que México descubra más pruebas de corrupción podría dar lugar no sólo a costosas renegociaciones de sus contratos, sino a un mayor daño a su reputación.
Registros telefónicos, correos, viajes
En total, Reuters habló con siete personas con conocimiento de los negocios de Vitol en México y revisó comunicaciones internas de Pemex y Vitol, incluyendo cartas, memorandos y documentos de embarques, así como un contrato de Pemex obtenido a través de búsquedas en archivos públicos de la empresa.
Las fuentes y los documentos, junto con los comentarios de Romero, revelan un mayor escrutinio por parte de funcionarios mexicanos respecto a los negocios del Gobierno con Vitol.
Como parte del proceso, Pemex ha ordenado una evaluación interna de todos los acuerdos de la empresa con Vitol desde 2015, advirtiendo a los empleados que no borren ninguna correspondencia con el comercializador, incluyendo correos electrónicos, registros telefónicos y de viajes, según una fuente familiarizada con la situación y memorandos de la compañía vistos por Reuters.