La capitalización dada a conocer este miércoles es menor a la que hace unos días adelantó Octavio Romero Oropeza, el director de la estatal, durante un evento en Tabasco y menor a la que necesita la compañía para cubrir sus necesidades de amortizaciones de deuda que tiene contempladas para este año, estimadas en 6,300 millones de dólares, según los propios datos de la estatal.
En su plan de financiamiento para este año, Pemex ha dicho que este año centrará su estrategia en la amortización de la deuda y mantener su presencia en mercados internacionales , con una posible emisión de bonos en el mercado de deuda.
La administración federal ha centrado sus esfuerzos en reducir la abultada deuda de la compañía, sin que hasta ahora haya logrado reducciones importantes. Pemex cerró 2020 con una deuda récord y se afianzó como la petrolera más endeudada a nivel mundial, un lugar que quitó hace unos años a la brasileña Petrobras.
La compañía cerró el año pasado con una deuda equivalente a 113,200 millones de dólares –un aumento de 14% respecto a un año antes– que ya representa cerca del 18% de la deuda pública.
Así, la capitalización que realizará el gobierno federal representa apenas el 4.2% de los pasivos totales de la productora de petróleo, que incluyen principalmente déficits financieros acumulados y pasivos pensionarios.
La nueva capitalización hacia Pemex, dicen los analistas del sector, solo servirá como un bálsamo para las finanzas de la compañía, pero una mejora sustancial en este rubro deberá venir de un aumento en los ingresos de la compañía que cerró 2020 con una pérdida de 111,0000 millones de pesos.
“Hará (que la compañía) utilice menos sus ingresos para el pago de su deuda, pero todo depende hasta qué punto Pemex se va a parar sola. La estrategia de Pemex que tiene el gobierno actual necesita resultados”, dice una analista que no puede ser citado.
La petrolera estatal no ha generado flujos financieros positivos desde 2009 –excepto por 2019– aún con un precio internacional del petróleo de hasta 100 dólares por barriles, dice el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) en un análisis reciente. Hasta ahora, los ingresos de la compañía no han sido suficientes para cubrir los gastos distintos de los intereses de la deuda.
“Con la estructura actual de la deuda financiera de la empresa y su perfil en los mercados financieros internacionales, un apoyo financiero podría disiparse rápidamente, tal como sucedió en 2020. Mejorar la situación de Pemex requiere una revisión profunda de sus gastos y sus pasivos financieros acumulados, así como de su régimen fiscal”, dice el CIEP en un texto.
La calificadora Fitch ratificó este miércoles la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) en ‘BB-’ con perspectiva estable, pese a la rescisión del contrato. En su anuncio la agencia reiteró la elevada relación entre la petrolera y el gobierno y aseguró que Pemex necesitará apoyo significativo por parte del gobierno en el corto plazo.
Pero pese a las observaciones de agencias calificadoras y analistas, la Secretaría de Hacienda defiende la operación como una “inversión altamente redituable a corto, mediano y largo plazo para el Estado mexicano”, según el documento dado a conocer este miércoles. “Por cada peso de apoyo otorgado a Pemex en 2019 y 2020, el Gobierno Federal recibió de Pemex 4.8 y 3.5 pesos en distintas contribuciones, respectivamente”, agrega.
La capitalización, dice la dependencia, liberará recursos para inversión que redundará en mayor producción de crudo y de combustibles.
Un mejor manejo de otras fuentes de ingreso y las normalizaciones de las condiciones del mercado de petróleo –que tocó precios mínimos al inicio de la pandemia–, dice Hacienda, permitirán que la decisión por aumentar el apoyo a la petrolera no presione las metas fiscales del año en curso.